martes, 12 de mayo de 2009

José Luís Sampedro: por el placer de la lectura. Manolo Basallote

Se pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores. Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los ya millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentado contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.


POR EL PLACER DE LA LECTURA:La SGAE (Sociedad General de Autores) ataca de nuevo.Escrito y firmado por José Luis Sampedro, escritor.

POR LA LECTURACuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un MaestroNacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse,acudía a laescuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porqueallí, en undespachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante.. Erasuya porquela había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones ypadres dealumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres. Allídescubrí aDickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblomadrileño. Noparecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargorecientemente unajoven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niñoscon untrozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la ideaconsimpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en elcolegio losdejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuandoregresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por elfinal, pidieranquedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.

Durante laespera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a vecestambiénellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experienciahabía dadosus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes deque unasimple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otroprodigio en ungran hospital de Valencia.

La biblioteca de atención al paciente, con la quemitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de lospropiosenfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con uncarritodel supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintasplantas,con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentandoconvencer aburócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que elconocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a lacuración,al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de unabibliotecacon un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además delprestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio delgremio delibreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesónbibliotecario, alenterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretendeobligar a lasbibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto decanon pararesarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo..

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga unasuma esporque:
a) obtiene algo a cambio. b) es objeto de una sanción.


Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada laadquisicióndel libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con sumisión, quees precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acasodejaron decobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturasprestadas?.¿Venderánmenos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regalamuestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar lalectura? ¿Europaprefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europamercantil.Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con lalaborbibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autorcargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida endiferentesocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

Si estas de acuerdo, pásalo. Por el placer de la lectura.

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