jueves, 22 de noviembre de 2012

RESURRECCIÓN, RESUCITAR Y EMERGENCIA



El análisis de estos tres términos y de los que están relacionados con ellos morfológicamente requiere una previa contextualización, con el fin de no perdernos en vaguedades a causa de sus posibles connotaciones. Así que vamos a ceñirnos a un contexto general de hermenéutica bíblica y, dentro de este, a uno próximo expresado con el complemento “de entre los muertos”, traducción de ex mortuis y de ek tôn nekrôn, como lenguas bíblicas de los textos neotestamentarios, que son los pertinentes en nuestro caso.
Partiendo de este contexto como terminus a quo salta a la vista que su correspondiente terminus ad quem no puede ser otro que la Vida. Con esta palabra designamos ese principio del que participan vegetales, animales y seres humanos en el orden natural. Y en el sobrenatural, lo que podemos llamar corte celestial y el mismo Dios. Todos estos seres participan de la vida, pero analógicamente.
 Si atendemos a la analogía de proporcionalidad interna o propia, cada uno participa del mismo concepto de ‘vida’ en proporción al grado de ser. Los vegetales como vegetales, los animales como seres sensitivos y los hombres como seres racionales, y en la cúspide de los seres, el Ser Supremo. Se da la igualdad proporcional de un concepto que puede aplicarse a cada uno en sentido propio como expresión intelectual de algo que internamente existe en ellos, pero en proporciones diversas.
 Esta analogía es también de atribución interna en la que el supremum analogatum es Dios, en quien el concepto se realiza de forma plena e ilimitada,  y en los   analogados inferiores se realiza según la proporción debida a cada uno. Esta es la doctrina tomista, que en desacuerdo con la interpretación de Suárez y de Cayetano, defiende Santiago Ramírez O. P. en el vol. IV de su obra De Analogía, p. 1849, donde admite la complementariedad de ambos tipos de analogía entre Dios y las criaturas.
Con esta aclaración previa ya descartamos que la ‘vida’ a la que indirectamente hacen referencia los términos sometidos a análisis lingüístico sea la ‘vida terrena recuperada’, sino más bien la ‘vida gloriosa’ de la que tenemos noticia por la fe en relación a Jesús y a los bienaventurados que gozan de la visión beatífica.
Los términos mismos son metafóricos como todos los que se refieren a conceptos abstractos, aun los más sublimes. Aquí cabe la aplicación de la sentencia escolástica quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur: como seres compuestos de materia y espíritu los conocimientos que recibimos vienen envueltos en un ropaje sensible aportado por el mundo material que nos rodea.
La palabra RESURRECCIÓN, se descompone en dos prefijos, re- y sub- cada uno de los cuales puede adoptar diversas formas por influencia del entorno fónico, re- red- y redi-, ante consonante (re-cibir), ante vocal (red-actar) y ante consonante con vocal de unión (red-i-vivo) aparte de posibles asimilaciones consonánticas parciales o totales. De la misma manera sub- adopta la forma sus- (sus-traer),  sos-(sos-tener) y so-(soportar) además de las modificaciones debidas a asimilación parcial o total, u otros fenómenos fonéticos.
 La raíz de la palabra es reg, e igualmente puede aparecer en diversas formas por lo dicho anteriormente. En el caso presente aparece como rec. El sufijo –ción es transformación del sufijo nominal latino para nombres de ‘acción-resultado’ –tio- de tema nasal –n. La palabra latina de la que deriva es resurrectione(m). Por la pérdida de la-m, que era muda ante vocal inicial de la palabra siguiente, y posterior caída de la –e final, desembocó en resurrección.
La raíz indoeuropea es *reg, que aparece en sánscrito, râjâ: ‘rey’ y mahâ: ‘grande’, conceptos admitidos en nuestro diccionario en las formas “rajá” y “maharajá”, como préstamos directos o indirectos.
Su significado general es: ‘mover en línea recta’. Aparece en el verbo latino rego: ‘dirigir’, ‘gobernar’. Y en multitud de palabras españolas derivadas del latín: “regir”, “regencia”, “regentar”, “regular”, “regla”, “rey”, “recto”. Como puede observarse, todas poseen un valor positivo de ‘ordenación’, ‘rectitud,’ ‘dominio’ y,  por oposición, sugieren un ‘desorden’ o ‘situación  torcida o desviada’ que es el objeto de esa imposición de orden y gobierno.
Antes de aplicar estos datos etimológicos a la palabra que nos ocupa observemos que el verbo latino regere, como otros muchos de la tercera conjugación  latina, pasó en latín vulgar a la cuarta conjugación en la forma regire, razón por la que en español sólo hay tres conjugaciones verbales, y en la tercera de ellas está incluido el infinitivo “regir”.
 En compuestos de regere la raíz está en grado cero vocálico por efecto de una síncopa, por ejemplo en su-rg-ere/su-rg-ire. De esta segunda forma deriva el verbo español surgir y sus derivados.
Por tal motivo el participio correspondiente a resurrección, que sería “resurgido” o “resurrecto” (no atestiguado), se suple con resucitado, y el infinitivo “resurgir” es sustituido  por resucitar. De modo que cada uno de los términos que estamos analizando tiene su ventaja y su inconveniente en su aplicación a la designación de ‘la vuelta del Señor a la Vida’.
Desentrañando someramente la etimología de la palabra tenemos que el primer prefijo re- tiene el valor ‘vuelta hacia atrás’ del concepto expresado por el lexema.
 Parece ser que el referente es el adverbio retro: ‘atrás’, tal como vemos en la frase Vade retro: ‘retírate, vete para atrás’. El sufijo –tro es grado cero vocálico de –tero que significa alternancia y más tarde se aplicó a los comparativos griegos. En latín aparece en noster, vester, dexter, sinister, magister, minister.
Este valor de ‘vuelta atrás’ pudo quedar impreso en la partícula re- de re-tro y utilizarse para designar una de las direcciones de la acción, recíprocamente opuestas. Así  pro-mover / re-mover, sobre la base de mover forman una oposición equipolente en que cada término contiene un sema distinto, siendo expresado un término por el prefijo pro- y otro por el prefijo re-. En un contexto laboral el primer término significará ‘ascender de categoría’ y el segundo ‘descender de categoría o de escalafón’ o ‘ser apartado del puesto de trabajo’.
En un contexto culinario remover se opondría a mover en oposición privativa en la que el rasgo sémico distintivo lo posee el verbo compuesto, mientras que el simple, desprovisto de tal rasgo, contiene un valor genérico, más extensivo pero menos preciso. En este supuesto, en la expresión “remover el guiso” el prefijo re- adquiere un valor iterativo, mientras que el simple mover, como término no marcado, por sí solo no designa claramente el tipo de acción.
Todo esto demuestra que el valor de este prefijo es una combinación de su propio valor genérico ‘vuelta atrás’, del lexema al que pertenece, del temático o asunto del discurso, del situacional y de otros más que intervienen en el proceso del habla, como el cultural, social, etc. Esta condición afecta a todos los demás prefijos.
En cuanto al prefijo sub- su sentido como opuesto a super- es ‘abajo’ ya sea en sentido dinámico vertical ascendente o descendente o de reposo, según el valor del lexema.
Si resumimos los diversos valores estudiados, la resurrección es ‘la vuelta hacia atrás desde una posición de postración en un movimiento de recuperación de la rectitud y el dominio que se habían perdido’. Puede concebirse la muerte como postración y pérdida total de la energía vital, de la que se sale al recuperar el vigor  por el que el ser humano puede caminar erguido (e-rg –ido> erguido) y ejercer el dominio de sus actos.
Las precisiones que determinan este concepto y lo inscriben en un orden sobrenatural se obtienen via fidei por un don gratuito del mismo Cristo muerto y resucitado, pues si reducimos el análisis al plano lingüístico tendríamos un mero estudio filológico. Pero la hermenéutica bíblica, como se decía de la filosofía, ha de ponerse al servicio de la teología, de modo que los modestos conocimientos filológicos que, como en el caso presente, el intérprete posea, además del valor y dignidad que como producto de una actividad intelectual por sí mismos tienen, reciban nueva luz y nobleza de la intención teológica que los inspira.
Como en los comentarios que han originado este ensayito ha salido a relucir la palabra anastasis emparejada con la latina resurrectio en la literatura bíblica, bueno será hacer un esfuerzo por sacarle de las entrañas el sentido que encierra.
En ella descubrimos tres fragmentos: ana, sta y sis, un prefijo, una raíz y un sufijo. Prescindiendo de acentos y espíritus en la transcripción del griego, el prefijo ana- se opone a kata, con los valores que ofrece la oposición equipolente anabasis / katabasis, ‘subida’ / ‘bajada’ ‘retirada’. Se desprende, pues, que ana- significa en general ‘arriba’ y  kata- ‘abajo’ ‘atrás’, con las modificaciones ya mencionadas antes.
 Como curiosidad, el primer nombre proporciona a Jenofonte el título para su libro Anábasis y el segundo trae a la memoria la bajada o catábasis de Odiseo, entre la de otros héroes mitológicos, al reino de Hades, narrada en el Canto XI de la Odisea.
Volviendo a anastasis la raíz –sta- pertenece al verbo histêmi < sistêmi, verbo con reduplicación en el tema de presente con conversión de la sigma inicial en espíritu áspero, representado en la transcripción española por h-. La –a- breve del sustantivo alterna con la vocal larga –â- representada en jónico-ático por ê. (eta). El sufijo –sis es propio de sustantivos del que tenemos numerosos ejemplos en palabras cultas españolas como “síntesis”, “crisis”, “dosis” “tisis”.
El significado de la raíz es ‘estar en pie’ que justifica la acertada elección de la palabra anastasis para expresar el concepto de ‘retirarse o subir para ponerse en pie desde los muertos’ y, por otra parte, el acierto de su traducción latina por resurrectio, que recoge todos los semas de la palabra griega.
Añadamos para terminar que el verbo anistêmi, según el Diccionario Exegético del Nuevo Testamento de Hors Balz-Gerhard Schneider, Ed. Sígueme, Salamanca 1996, aparece 108 veces en el NT, de las cuales 72 corresponden a las obras de Lucas – Hechos. En 35 ejemplos tiene el sentido técnico de ‘levantar’ de entre los muertos (transitivo) o de’resucitar’ uno mismo de entre los muertos (intransitivo) con referencia a un individuo, a todos los muertos, o a Jesús.
El término RESUCITAR está compuesto de los dos prefijos ya estudiados, el segundo de los cuales está en la forma –su-, del tema –cit-, compuesto a su vez de la raíz –ci- y del sufijo iterativo –t-, y del morfema de infinitivo –ar.
La raíz indoeuropea es *kei-. Teniendo en cuenta que la i de la raíz funciona como semivocal, el grado cero vocálico de la misma es ki- representada en latín por ci-,  como aparece en el verbo ciere con el significado de ‘poner en movimiento’ y en los formados sobre esta raíz sufijada con la dental –t de valor iterativo, formando el tema ya mencionado cit- del que se derivan accitare, concitare, excitare, recitare. De los tres últimos, a su vez, se derivan los verbos españoles concitar, excitar y recitar.
Recitar tiene mayor interés para nosotros pues con la incorporación de un segundo prefijo –su- se obtiene  Re-su-cit-ar.
            De la misma raíz indoeuropea *kei en grado cero vocálico añadiendo el sufijo nasal -n se obtiene el tema *kin con el que se forma en griego el verbo kineo, del que se derivan algunos sustantivos españoles como “telequinesia”, “discinesia”, “quinestesia”, “cinematógrafo” y algunas otras.
            Entre resurrección y resucitar puede advertirse una leve diferencia de matiz. La primera expresa ‘rectitud’ ‘estabilidad’ ‘firmeza’ como rasgos sémicos aportados por la raíz i.e. *reg,  presentes también en el original griego anastasis por el valor de su raíz *sta. En cambio, resucitar indica mayor dinamismo, ya que la raíz expresa movimiento, como queda dicho. Una expresa el punto final de la resurrección, que es la estabilidad tras la postración de la muerte, y la otra el salto desde el sepulcro a la luz y la vida.
            La última palabra que nos queda por analizar es EMERGENCIA, que ha provocado este comentario con el único deseo de abordar desde otra vertiente el concepto más extendido hasta ahora por medio de los dos términos que acabamos de estudiar.
Nuestro querido  amigo José Antonio Carmona con la loable intención de procurar un sustituto para la palabra “resurrección”, a la que “una carga acumulada a través de los siglos” ha “desdibujado su significado”, propone el término “emergencia”, que, a su entender, expresa de manera más clara “la indicación hacia el Misterio”.
Fundamenta su propuesta en la exigencia o conveniencia de que al status de “hombre nuevo”, adquirido con la venida de Cristo y su obra salvífica, le corresponde una renovación del vocabulario, o al menos de ciertos términos que, como escribía Horacio en el Ars poética v.70, han caído desde su alto pedestal donde durante un tiempo eran honrados, y yacen olvidados o barridos por los vientos de la modernidad y la tiranía del democrático capricho: Multa  renascentur quae iam cecidere cadentque quae nunc sunt in honore vocabula, si volet usus quem penes est et ius et  norma loquendi
Reflexionemos, pues, sobre el sentido de esta palabra y de los miembros de su familia tales como “emerger, emergente, inmerso, inmersión, emersión e inmergir”
“Emergencia” es palabra derivada del latín  emergentia, participio plural neutro del participio de presente del verbo emergere.  En tales participios, nombres o adjetivos en nominativo/acusativo plural de género neutro como ta biblia, ‘los libros’ correspondiente al singular to biblion ‘el libro’, es fácil advertir el sentido colectivo y así fue cómo se siguió percibiendo cuando en español pasó al femenino singular: “la biblia”. En casos como el de la palabra emergentia > “emergencia”  ‘las cosas que emergen’ el sentido de los participios pasó a significar o ‘acción-resultado’ o ‘hábito operativo’ como en eloquentia >“elocuencia” o ‘virtud moral’ como en prudentia > “prudencia”.
Así que, por esa parte, no hay dificultad en que se emplee este término para el milagroso hecho que se pretende clarificar y rescatar de las nebulosidades que el tiempo ha depositado sobre él.
La dificultad que se prevé es la polisemia que le afecta, con la que se verá tan obnubilado en su sentido como el que, por diferentes motivos, se pretende sustituir.
El verbo latino emergere tiene el significado general de ‘salir del agua, salir de debajo de algo, o del fondo de una cosa’. Está compuesto del prefijo ex/e, la raíz de origen desconocido –merg- y sufijo de infinitivo –ere.
En la oposición equipolente, e-mergere / in-mergere en la que cada término presenta un rasgo distintivo diferente y opuesto, se descubre que frente al prefijo in- portador del valor ‘hacia dentro’ tenemos el valor de e- ‘desde dentro’. Por este camino tampoco habría obstáculo para su aplicación al concepto ‘salir de entre los muertos y del sepulcro y de la muerte hacia la vida’. No queda claro, por la ausencia del prefijo re- como en los anteriores casos, el concepto de ‘vuelta a’ ‘de nuevo’  pero se sobrentiende.
Si nos atenemos a la oposición igualmente equipolente e-mersus / in-mersus, sorprende que en el Diccionario Ideológico de don Julio Casares, Secretario perpetuo de la RAE, purista donde los haya, como puede comprobarse mediante la lectura de su obra Crítica profana, Colección Austral, nº 469, año 1944, 1º ed. y 1946, 2ª  ed. se registre bajo la entrada “inmersión”, aparte del significado astronómico ‘entrada de un astro en el cono de la sombra que proyecta otro’ la acepción de ‘acción de introducir o introducirse una cosa en un líquido’, definición que habría de forzarse para entender con ella el bautismo de inmersión, a no ser que consideremos al catecúmeno como una simple cosa.
De todas formas en la obra Sacramentos y culto en los Santos Padres de Jean Daniélou, p.70 se establece un paralelismo entre la destrucción del hombre viejo = inmersión / muerte de Cristo, por una parte, y la creación del hombre nuevo = emersión / resurrección de Cristo por otra, con estas palabras: “la destrucción del hombre viejo y la creación del hombre nuevo no se operan inicialmente en el bautizado, sino en Cristo muerto y resucitado” para insistir en que la eficacia de la inmersión para la purificación del pecado y de la emersión para la comunicación del Espíritu y el don de la filiación divina no es un acto de magia sino  que recibe toda su fuerza de la muerte y resurrección de Cristo (p.69).
El empleo de los términos  “inmersión” y “emersión” en un contexto bautismal garantiza plenamente su utilización. Para los Testigos de Jehová, si no estuvieran convencidos de ello, sería una buena noticia.
Sin necesidad de utilizar el bautismo de inmersión, cualquier catecúmeno podría confesar su fe en Jesús que padeció, murió y emergió de entre los muertos por nuestra salvación, sin recibir reproche alguno por parte del ministro del sacramento.
Más problemático sería si proclamara “la emergencia del Misterio-Cristo en la muerte de Jesús.” Y más aún si rematara tan solemne sentencia con el epitafio: “Jesús ha muerto. R. I. P”.
Cualquiera que fuera el desenlace de tan hipotético experimento quedaría por dilucidar, sobre la base de la función comunicativa del lenguaje, si la propuesta renovadora que analizamos, habría que limitarla ad usum privatum o extenderla ad usum publicum, en caso de que se albergara alguna esperanza de mejora comunitaria en una  percepción y vivencia más profunda y esclarecedora del Misterio.
Nuestra sensación es que la nueva “terminología” ocasionaría enojosos equívocos y situaciones embarazosas. Con expresiones como “Domingo de Emergencia” “Emergencia de Cristo”, “El maravilloso Cristo Emerso de mi cofradía” “La impresionante estatua en madera policromada del Cristo emergente del Greco”, su emisor vería irremediablemente obstruido el acceso a los ambientes civil, eclesiástico, cultural, académico, teológico, cofrade, tipográfico, museístico y algunos más, con la desagradable consecuencia de quedar reducido al más desolador de los aislamientos.
Por el contrario, con frases como “huevos de Pascua”, “roscón de Reyes”, “Martes de Pentecostés”, “Miércoles de Ceniza”, “huesos de santos”, “yemas de Santa Teresa”, “tetillas de monjas”, “noche de San Juan” podría uno recorrer más de medio mundo hispanoparlante, sin miedo a ser tildado de “más falso que Judas”, aunque sin la esperanza de ser considerado “más bonito que un San Luis”, sino más bien con la certeza de ser encasillado en la nómina de los que son “más viejos que Matusalén”.
Y ese inconveniente es muy grave. Además, la razón aducida de la “carga acumulada a través de los siglos” como explicación del oscurecimiento del término “resurrección”, habría de limitarse, en todo caso, al área occidental. En la Iglesia oriental los siglos no han oscurecido ni apagado el esplendor del arte, la liturgia, la arquitectura, la impresionante belleza de los templos. Allí se procura más la doxa o gloria que la sangre y tenebrosidad de la Pasión.
En este sótano de Europa prevalecen los crucificados y las dolorosas, el barroquismo del estremecimiento y de la pena, frente al hieratismo de iconos y pantocrátores. Aparte del día de los Difuntos y tres o cuatro Misas de difuntos al año, en las que sale a relucir la imagen de Cristo resucitado sobre el fondo negro de la muerte con aquello del vita mutatur non tollitur del Prefacio, para aportar consuelo a los dolientes con la promesa compensatoria de la participación en la gloria de la resurrección para aquellos que ya han compartido con el Señor de la Vida el dolor de la muerte, y la celebración del mismo Domingo de Pascua, pocas veces ha intervenido en nuestras vidas el pensamiento de la Resurrección.
Es poco probable que nuestro contacto con este misterio haya sido causa de su desgaste. Así que lo que se ha desfigurado y fraccionado, es la imagen real y la vivencia de Cristo, de su Resurrección y de todos sus misterios, no los términos lingüísticos en que se expresan. ¿Qué lugar ha ocupado Cristo en nuestra formación? ¿El centro y fundamento de nuestro cristianismo? ¿No se ha dispersado este en mil devociones marginales y recetas variadas para apuntalar nuestra piedad?
            Un ejemplo, entre otros muchos, es el que nos ofrece el libro tan recomendado y utilizado en noviciados y seminarios “Ejercicio de perfección y virtudes cristianas” del Padre Alonso Rodríguez. Ya la palabra “perfección” nos sugiere un trabajo minucioso, detallista y preciosista más propio de marquetería que de la frescura y espontaneidad de la vida. Pues bien, de las 1890 páginas de que consta, se dedican 133 a la meditación del  “tesoro de grandes bienes que tenemos en Cristo” y “del modo que habemos de tener en meditar los misterios de su sagrada Pasión”, un poco sobre la comunión y la santa misa, y aquí se acaba toda la “cristología”. Es decir, un apéndice a una selva de disposiciones, consejos, métodos, ejemplos sobre las virtudes cristianas, exhortaciones a cumplir los votos y remedios para combatir las tentaciones.
            Se ha reprochado a Santo Tomás el haber desplazado el tratado sobre Cristo a la tercera parte de la Suma. Esta crítica procede, en primer lugar, del desconocimiento de la estructura de la labor científica y el tratamiento de la sacra doctrina que imponía su época, a la que forzosamente había de acomodarse el Aquinatense y, en segundo lugar, a una visión “topológica” y no lógica del trabajo teológico tal como se concebía entonces. Si es teología, es decir, estudio de Dios, según Santo Tomás, como explica en la 1ª parte, cuestión segunda, en primer lugar hay que tratar de Dios, luego del movimiento de la criatura racional hacia Dios y en tercer lugar de Cristo, qui, secundum quod homo, via est nobis tendendi in Deum.
 Es decir,  Cristo es nuestro camino para llegar hasta Dios, la clave de bóveda de todo el edificio teológico, sobre el que se apoya la Trinidad, la creación, los ángeles, los hombres y su vida moral, a los que arrastra en comunidad eclesial y sacramental hasta Dios para cerrar el círculo de la historia.
Si este método dificulta la comprensión del papel central de Cristo en la teología y en la vida cristiana, volvamos a la Biblia, tomemos en una mano el himno del principio de la carta a los Efesios, y en la otra el prólogo del Evangelio de San Juan, y desde la tercera Parte de la Suma remontémonos al seno del Padre antes de todos los siglos, y contemplemos a Cristo como centro soteriológico del Universo y de la Historia, y a nosotros con él y en él como sus elegidos, hermanados con él en adoptiva y  divina filiación, destinados a la santidad, a la alabanza de su gloria, a receptores de una Luz que ilumina la Historia de la salvación, y descendamos para contemplar su concepción virginal, su nacimiento, su ministerio mesiánico, sus milagros, sus enseñanzas, su transfiguración, su pasión, su muerte, su resurrección, su ascensión, la efusión del Espíritu, su comunidad eclesial, la parusía en esperanza, la imagen totalizada de sus misterios, ese milagro de lo universal concreto que aglutina su persona, y proyectemos sobre él el rationabile obsequium de nuestra Fe.
Esta es la manera de redibujar su rostro no como simple causa exemplaris de nuestra vida sino causa formalis, de modo que el frío concepto aristotélico-tomista de forma substantialis quede impregnado, sobrenaturalizado y revitalizado por la forma christiana, que imprime en ella la presencia real y espiritual de la Santísima Trinidad, rebasando el espacio y el tiempo en la efusión de sus dones y la participación actual de todos los misterios concentrados en Cristo.
¿Habrá que recrear palabras para resaltar el Misterio, cuando lo vivimos desde dentro de nosotros mismos, cuando podemos convertirnos en sacramentos, como miembros de la iglesia, sacramento radical, y hermanos de Cristo, sacramento del encuentro con Dios, y tenemos su imagen viviente en la humildad y desgracia de los pobres, que a cambio de nuestro amor y ayuda fraterna, al entrar en comunión con ellos, nos ofrecen el Cristo que durante el calvario de sus vidas se ha ido marcando, sin saberlo ellos mismos, en el sacramento de sus maltrechas carnes?
También ellos se han incorporado a este  cristocentrismo, al que  han contribuido a partir de la tercera y cuarta década del siglo veinte, diversos factores como la renovación de los estudios bíblicos, el ecumenismo, el movimiento misional, la vuelta a la Patrística griega y latina, la reconstrucción de la fractura operada entre Teología-Espiritualidad, Biblia-Teología, Jerarquía-Laicado, A.Testam--N.Testam, Liturgia-vida cristiana, la consideración de los pobres como locus theologicus en la lista de los tradicionales loci de Melchor Cano, y la influencia de encíclicas como Mystici Corporis y Mediator Dei, que representan el reflejo de la investigación teológica en la Jerarquía de la Iglesia. Todo esto sin acudir al Vaticano II, crisol de todas estas tendencias.
Por último habrá que pronunciarse sobre la necesidad de la utilización de un término nuevo para el concepto recogido hasta ahora por “resurrección”, en consonancia con nuestro status de hombre nuevo.
Es verdad que Pablo nos exhorta a caminar “in novitate vitae”, pero ¿implica  esta exigencia cristiana hacerlo in novitate philologiae? Por coherencia teológica, si el principio gratia non destruit naturam sed perfecit eam ¿va a perfecciona la gracia a la naturaleza y a destruir, en cambio, un sistema lingüístico tan íntimamente integrado en la naturaleza de un grupo humano?
La renovación del hombre y su elevación al nivel sobrenatural de la gracia transforma y renueva e incluso trasmuta el sentido y la entraña del lenguaje pero no su materialidad  y su corteza fónica. En esa especie de “iniciación a la semántica cristiana” que se encuentra en el cap. 6 de la 2ª carta de San Pablo a los corintios, hay una trasposición de valores semánticos en la que la muerte se trasmuta en vida, la  tristeza se  en alegría y la pobreza en riqueza desde los distintos niveles de interpretación: quasi morientes, et ecce vivimus…quasi tristes, semper autem gaudentes: sicut egentes, multos autem locupletantes.
Esta es la única renovación que ha realizado el cristianismo: la de los significados y sentidos, no la de los significantes, que han sido extraídos del caudal de las distintas lenguas.
Tras este recorrido filológico-teológico se nos han mostrado los términos tradicionales “resurrección” “resucitar” y “resucitado”, capacitados por etimología y cualidades comunicativas para seguir cooperando a la predicación o kerigma del Misterio Pascual. Frente a ellos la opción de “emergencia”, privada de credenciales públicas, no ofrece las suficientes garantías para tal cometido, no por su contenido etimológico, sino por su escasa energía comunicativa, necesaria para desbancar a unos términos que cuentan con siglos de servicio a una comunidad de cerca de 500 millones de hispanohablantes.
Por todo lo cual respondeo dicendum con la misma respuesta enviada por el Papa San Esteban I a San Cipriano: Nihil innovetur, nisi quod traditum est, aunque unida a su traducción, para eliminar esa ambigüedad, propia del oráculo de Delfos, de que viene revestida: “Que nada cambie. (Manténgase) lo tradicional”. No la otra interpretación posible: “No se cambie nada sino lo tradicional”
¿Es que tal vez el Papa no quiso cogerse los dedos?

Juan de la Fuente

jueves, 8 de noviembre de 2012

Tasas judiciales por Alberto Revuelta

Para los caballeros de nuestra Compañía 19 y Bartolomé60 (santo, por cierto) esta información que puede hacernos pensar por donde derivamos cuesta abajo.
 
Juzguen y valoren la repercusión de este Proyecto de Ley, para lo cual transcribiré algunos ejemplos, sacados de la pagina web http://veronicadelcarpio.wordpress.com/, abogada y profesora de derecho que transcribo literalmente:
 
- Sistema civil. Procedimientos ante los Juzgados de Primera instancia civiles y sucesivas instancias.: En todo “juicio ordinario”, el mas frecuente, se pretende establecer un fijo de 300 más un variable del 0.5% por demanda (o por reconvención) que se calcula sobre la llamada “cuantía procesal”, es decir, atención, el valor económico que la propia ley procesal asigna al pleito, y ese mismo 0.5% se añade a las tarifas fijas por apelación, casación, todas ellas por supuesto con su correspondiente 0,5% de variable. El resultado de la aplicación de la tasa en demandas (300 de fijo más 0,5% de tasa variable sobre cuantía procesal) sería como se indica en los siguientes ejemplos de pleitos cotidianos:
  • Si se discute sobre un inmueble, el valor real del inmueble, tanto si se refiere a propiedad como la posesión. Ej. pleito contra constructora sobre piso vendido sin licencia, precio 300.000. Fijo 300 + variable (300.000 X 0.5%) = 1.800, solo para interponer la demanda. Que cada cual saque la calculadora y calcule con lo que vale su piso. Porque si vale 600.000, su tasa solo por demanda será 3.300, aunque usted esté asfixiado con unos ingresos familiares de 1.100/mes. Y que calcule que si pierde el pleito por apelar pagará 800+(300.000 x 0.5%), es decir, 2.300. ¿Que usted no tiene 2.300? Pues se queda usted sin apelación. Claro que si usted gana en primera instancia quien tendrá ese dinero, y además se deducirá la tasa como gasto, será la constructora; así que usted, consumidor, tendrá solo una posibilidad de ganar, cuánto lo siento, y su contrario dos.
  • Ídem una acción posesoria (antiguos interdictos, p.e., la constructora del edificio al lado no respeta linderos y empieza a construir ilegalmente encima del suelo del reclamante). Por un piso de 300.000, 1.800 de tasa. Y añadan la apelación, en este caso y en todos, y la casación, cuando es posible.
  • Ídem una demanda de retracto por un inquilino. El arrendador tiene obligación de ofrecer la posibilidad de comprar el piso antes de venderlo a otros; si no lo hace, lo puede comprar el inquilino interponiendo este pleito. Coste tasa: 300 fijo más 0.5% del precio pagado por el piso. Ej. con piso 300.000: tasa 1.800
  • Ídem la división de la cosa común. Dos copropietarias de un inmueble, por haberlo heredado, o por haber estado casados en su día, quieren dividirlo. Coste tasa: 300 fijo más 0.5% del valor de mercado del piso. Ej. con piso 300.000: tasa 1.800
  • División judicial de patrimonios (herencias, condominios, liquidación de gananciales, liquidación de patrimonio de parejas de hecho). Cuantía procesal, el valor del global del patrimonio. Ejemplo de patrimonio común consistente en piso de 300.000, apartamento en la playa de 60.000, 35.000 en el banco y un coche de 5.000, total 400.000 Cuantía tasa: fijo 300 + variable (300.000 X 0.5%) = 2.300. Que cada cual saque la calculadora y piense qué tendrá que pagar por esa herencia problemática que tiene pendiente.
  • Si se discute sobre una servidumbre –ejemplo, litigio por ventana ilegal abierta en un patio de vecinos entre dos comunidades -la suma de la cuantía procesal sobre la que se calcula el variable del 0,5% es el valor completo de los dos edificios dividido entre 20. No me atrevo ni a decir cuánto sale.
  • Una reclamación de cantidad de cualquier índole, o indemnización, cuantía procesal, la cantidad reclamada. Ejemplo real del jubilado que ha denunciado la pérdida de sus ahorros por las preferentes, si no prosperara la vía penal y tuviera que acudir a la vía civil. Ahorros reclamados: 128.000. 300 + (128.000 X 0.5%) = 940. ¿Le deben a usted dinero en importe superior a 6.000? Saque la calculadora y calcule: tasa, 300 de fijo más el 0,5% de lo que le deben, solo la demanda.
  • Un niño muere en un accidente de avión. La legislación aplicable obligaría a la compañía aérea a pagar un millón de euros a los padres del niño fallecido (caso real). Tasa: 300 + (1M X 0.5%) = 5.300.
  • Humedades en un piso: “cuantía indeterminada” por pretender que se arregle la terraza de donde proceden las filtraciones con obras que no se sabe exactamente cuáles serán (cuantía a estos efectos según el proyecto 20.000), total 20.000, o sea, 300 + .05% de 2o.000 =400. Y, lector, su póliza de seguros de hogar que le garantiza la defensa jurídica gratuita no le cubre la tasa, y si se la cubre, como esto es un aumento importante de coste para la compañías si el proyecto sale adelante a usted le subirán la prima del seguro; lo mismo que la de su seguro de automóvil o de responsabilidad civil.
  • Reclamación de una comunidad de propietarios contra la constructora por vicios de construcción: cuantía procesal, lo que cueste efectuar la reparación. Imagínese el coste de la tasa si la reparación es de millones o cientos de miles de euros como es cotidiano, y sobre eso calcule 300 de fijo y sume el 0.5% de lo que cueste la reparación.
Y para hacer el ejemplo completo, uno real: 11.300 tendrían que haber pagado al Estado de tasas unos padres que reclamaron 600.000 de indemnización para su hija con gravísimos daños cerebrales en causados por una negligencia médica en un parto, y a los que solo les dieron la razón en el Tribunal Supremo (sentencia de 23-12-2002). Primera instancia: 3.300; apelación 3.800; casación 4.200. Han leído bien: 11.300. Y, claro, añadan a ello la tasa por pedir la ejecución si el condenado no paga voluntariamente. ¿Es esto Estado de Derecho? Porque incluso si uno consigue que lo defienda gratis un abogado amigo, o llega a un acuerdo con su abogado para pagarle solo si gana y cuando gane, la tasa se devenga igual, y se pretende que no se dé curso a ningún escrito si no se ha abonado la espeluznante tasa.
Sigamos con ejemplos en contencioso-administrativo. Se ve muy claro que la tasa sería directamente disuasoria, con la inmediata consecuencia de impunidad del Estado (cálculos efectuados Rosa Mª López, abogada). Recordemos que el Estado en cualquiera de sus formas (Administración estatal, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, organismos de todo tipo) NO pagaría tasas.
  • Sanciones de tráfico
- Leves, sin detracción de puntos (Multas de hasta 100): tasa judicial: 200, el doble de la multa.
- Graves sin detracción de puntos (multas de 200), tasa 200, lo mismo que la multa.
- Graves con detracción de puntos: 450, es decir, un 225% del importe económico de la multa.
- Muy graves (multas de 500) con detracción de puntos. : 450, es decir, algo menos que la multa.
  • Los mismos criterios son aplicables a cualquier sanción administrativa (medioambiente, tributarias, cese de actividades, etc.)
- Sanciones hasta 30.000: tasa, hasta 350
- Sanciones superiores a 30.000 y de cuantía indeterminada, como cese de actividades: tratándose de sanciones evaluables económicamente, las tasas judiciales ascenderían a 350, más 0,5% de la cuantía de la sanción (de 151 en adelante). Ejemplo sanción de 50.000: 600. Ejemplo sanción 200.000: 1.350.
  • Urbanismo. Denegación de licencias urbanísticas de apertura de actividad, cerramiento de fincas, obras, etc. Análogo al caso anterior.
  • Interposición de recurso contencioso-administrativo por personal laboral interino al servicio de la administración pública no estaría exento, según el proyecto, por lo que deberían abonar tasas judiciales: 450
  • Reclamaciones de responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas
- Se reclama al Estado 500.000 como indemnización para un niño con graves daños por negligencia médica en un hospital de la Seguridad Social: 2.700
- Se reclama al Ayuntamiento 100.000 por unos graves daños físicos sufridos al caer al vacío un viandante por hundirse una rejilla bajo sus pies por falta de mantenimiento (caso real): 850
  • Además del pago de las tasas judiciales referidas en la primera instancia, en caso de inadmisión de un recurso contencioso administrativo, el recurrente debe pagar 800 adicionales, en concepto de tasa judicial por la interposición de recurso ordinario de apelación al que tendría derecho, en virtud del Art. 81.2 LJCA. En el ejemplo anterior, sobre responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas, por la sola interposición de un recurso contencioso-administrativo que es inadmitido, el recurrente abona otros 800 sin haber obtenido la tutela judicial solicitada, es decir, un pronunciamiento sobre el fondo ya que es inadmitido.
Y a todo ello, habrá de añadirse los honorarios del abogado y procurador que el defienda a usted y si tiene mala suerte los de la parte contraria, por haber sido condenado en costas, pues ya se sabe, quien pierde paga.
Por cierto, se me olvidaba informarles que la administración no paga este tipo de tasas y, las empresas, pueden desgravarlas, por tanto en la práctica, tampoco las pagarían, pues las deducen en sus impuestos.
Ahora, el ciudadano que juzgue y se forme su propia opinión en conciencia y con toda la información y alce su voz, pues a los abogados se nos encomienda siempre la defensa de intereses ajenos , siendo los ciudadanos quienes junto con nosotros han de alzar su voz, pues son sus derechos y en definitiva los derechos de todos los que están en juego. De nada servirán las lamentaciones a posteriori. TODOS hemos de convencer al Ministro y al Gobierno de la nación, que hay otros sitios de donde recortar, que ya con nuestros impuestos estamos contribuyendo al gasto de la justicia y que bajo ningún concepto puede generarse indefensión a los ciudadanos y con este proyecto se deja a millones de personas indefensos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Algunos Sutras en referencia al “pensar y el razonar”



Primer sutra
Niveles de conciencia e intuición
te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
—la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interna—
surgen de más allá de la mente.
Eckhart Tolle

Es cierto que en el artículo anterior y en los sutras, no meras reflexiones, menos aún deducciones,  que siguen, llamo pensar a lo que es ir más allá de la mente. ¿Por qué lo hago? Por una sencilla razón: hemos unido tanto el pensar con el razonar y el razonar con la mente que quiero establecer una clara diferenciación entre le pensar y el razonar de la mente. El pensar no se identifica con razonar, todo razonar es pensar pero no todo pensar es razonar,  sino que también es contemplar, es intelligere (intus-legere: leer o ver dentro), entender, aprehender, comprender, abrazar en un solo acto sin separación ni disociación, es amar conociendo y conocer amando. No hay otra manera de captar la realidad plenamente, salvo que la reduzcamos a moléculas, átomos, protones, células, tejidos… Estos son solamente la cara externa de la misma. Son una cuarta parte de la Realidad. Solemos caer, más aún las universidades caen en el dominio, o absolutismo, de cuadrante, exactamente en lo mismo por lo que se condena el pensamiento medieval teocrático. ¡Ciencias versus Letras!
¿Por qué los llamo Sutra a estos escritos que vienen, si se pueden llamar reflexiones? Por la sencilla razón de que la palabra Sutra no conlleva referencia alguna (ni siquiera implícita) al método deductivo. Y como lo que propugno es que el pensar no se puede reducir al proceso inducción-deducción, considero más apropiado el nombre de Sutra que el de reflexiones. 

Niveles de consciencia
La psicología evolutiva se ocupa del estudio del crecimiento que experimenta la conciencia a lo largo de la historia. Son cientos de psicólogos de prestigio mundial los que se dedican, o se han dedicado, a ello (C. Graves, A. Maslow, D. Kramer, R. Kegan, J. Habermas…). Esta investigación sobre la consciencia humana (el interior del holón, como veremos) viene a ser como el correlato psicológico, ignorado masivamente, del proyecto del genoma humano (que atiende al exterior del holón). Ya sabemos que se ha sentenciado en nuestra cultura el imperio absoluto del conocimiento sensible, de lo exterior…
Pues bien, este estudio del crecimiento de la consciencia a lo largo de la historia está dando provechosos resultados, se han cartografiado muchos elementos y procesos de muchas culturas, por lo que su validez es prácticamente universal. Se han deslindado estados, estructuras, memes, tipos, niveles, olas, estadios de consciencia, referidos ciertamente al arco externo, al interno o dimensión mística no. De hecho se ha construido prácticamente un mapa psicológico que ayuda mucho al estudio del tema. Y todo esto no se ha hecho desde un despacho, sino estudiando in situ, dialogando, metiéndose dentro de formas culturales distintas… se ha hecho con un verdadero trabajo de campo. Los amigos psicólogos pueden apostillar con muchísimo más conocimiento lo dicho.
Estableciendo como base de cuanto viene que la Realidad –el Kosmos, la Totalidad, el Espíritu…-  tiene cuatro esquinas: la exterior individual o sensible y material, la interior o subjetiva (la del sujeto, no arbitraria ni caprichosa ¡horrible confusión de la masa!), la exterior plural o social con sus estructuras y formas, la interior plural o cultural –formas colectivas de visión del mundo-, podemos ver cómo la consciencia va apareciendo a través de lo siglos transcendiéndose a sí misma. Cuando el hombre cazaba uros su conciencia no era mítica todavía, ni mucho menos racional, ni se planteaba una existencia futura de más de unos días (no digamos de decenas de años). Era simplemente sensible.
Es claro que no podemos caer en esa tendencia “intelectual” que tenemos de querer definirlo todo y tratar de definir la conciencia, porque se escapa como fluido en una mano, podemos acercarnos a ella y distinguirla de lo que no es ella, si es que algo no es ella.
¿Qué es la consciencia o conciencia? Desde luego no estoy hablando de la conciencia moral, ni ningún tipo determinado de la misma, es, ya lo he dicho otras veces, lo mismo que lo interior del Ser. Todos los seres saben, sin necesidad de tener autoconsciencia, qué les conviene y qué no. Hasta una piedra es consciencia, es el caso mínimo de consciencia, es impulso en un solo sentido, podrá asociarse a otra piedra, quizás de hierro, y formarán una nueva piedra compuesta a lo largo de muchos siglos, pero no se asociará al agua, aunque la pueda contener, ni lo hará al fuego aunque pueda contener el calor, siempre rodará hacia abajo porque la atrae la gravedad, siempre estará en reposo o movimiento en función del impulso y las resistencias, es conforme a su esencia. A esto desde Newton se le ha llamado leyes de la naturaleza –la influencia del contexto, a principios del siglo XVIII, es evidente: leyes/mundo del derecho, naturaleza/visión mecanicista-, pero la visión de la física está cambiando, la leyes de la física mecánica se empiezan a debilitar ante la física nuclear…, que no son sino otra forma de expresar la consciencia de la realidad. No digamos ya la consciencia en un vegetal que busca el sol, el agua, los nutrientes… “sabe” lo que le conviene. Pero, eso sí, solamente el hombre es auto-consciencia, “sabe que sabe”, aunque habría que decir en pro de la exactitud: conoce que conoce, piensa sobre su pensar, incluso es capaz del Misterio, pues el verdadero saber no se puede separar del Ser, y aunque seamos consciencia no acabamos de serlo del todo, somos místicos pero sin serlo, por eso lo de “capaz”. Pues bien esta percepción que no es sino la interioridad del propio ser nos puede orientar para conocer qué es la consciencia:  Intencionalidad en mayor o menor nivel. Esto en modo alguno es la aplicación de la teoría potencia/acto. De la potencia al acto hay siempre una continuidad causal, al menos virtual o de proporcionalidad, en la teoría evolutiva de la consciencia entre los estados o niveles de consciencia no hay continuidad causal alguna, sino simple emergencia de lo “nuevo”.
Una de las manifestaciones de esta autoconsciencia es el pensar, como lo es el razonar, el recrear los colores, el orar o meditar, el crear y contemplar la belleza… Pero, llegar a lo que hoy tenemos ha costado miles de millones de años de evolución (¡Qué curioso! Recuerdo que cuando tenía yo dieciséis años era un enemigo acérrimo de toda teoría evolutiva. Era un creacionista de tomo y lomo. La Biblia es una maravilla pero en modo alguno la palabra de un Dios no objetivado. Esta visión es un gran mito religioso).
Ken Wilber, el hombre del que he recogido la mayor parte de mi visión del Mundo, tiene, entre otros muchos, un libro maravilloso: El proyecto Atman (él es budista) en el que reflexiona sobre la evolución de la consciencia. En él me inspiro fundamentalmente en este sutra.  
“Sepamos que por naturaleza toda criatura se esfuerza en ser como Dios”  (M. Eckhart). Esto es lo que descubre un místico y lo que posiblemente todos llegamos a sentir en el silencio interior, que es incluso ausencia de ideas.
Pues bien, hace miles de millones de años la involución tocó fondo y comenzó el resurgir, comenzó el desarrollo, la evolución (¿de la nada?, ¿del magma primario?, ¿de la palabra de un Dios preexistente? O sencillamente ¿expansión del Espíritu que sobrevolaba las aguas? ¿O nada de esto?...). Las totalidades –holones, o totalidades que son a su vez parte de algo superior- se fueron organizando jerárquicamente, se fueron integrando en otras totalidades más “inclusivas” más abiertas y menos numerosas. Y lo que sucedió y sigue sucediendo en el mundo físico, sucede y sucedió igualmente en el psíquico –en lo interior-: los holones más primarios se fueron integrando en otros más evolucionados. Tanto en lo individual como en lo cultural o colectivo.
Podemos ver las etapas que se han ido sucediendo:
El individuo en su interior va pasando de la simple aprehensión (preverbal) como recoger la savia, comer, pasando por la irritabilidad –defensa-, sensación -frío, calor -, percepción –no mental, sensitiva-, impulso -ataca la presa-, emoción, símbolos, conceptos, conocimiento operacional –conocimiento heredado, por ejemplo la lengua materna, los arquetipos-, conocimiento formal o científico –razonar-, visión lógica, percepción sutil, iluminación…
El individuo en su exterior va pasando por distintas etapas igualmente: …neutrones, protones, átomos, moléculas, procariotas, eucariotas, organismos neuronales… neocórtex –cerebro triple: reptiliano, emocional, creativo-…
Las interioridades colectivas y progresivas del grupo, o etapas de evolución son nominadas como períodos pleromático,… arcaico, mágico, mítico, racional, trans-racional (visión lógica, sutil, causal, no-dual)…
Lo social, colectivo exterior, se ha ido concretando aparte de las Galaxias y Sistemas, planetas, y demás, en ecosistemas, grupos familiares, tribus, aldeas, ciudades imperio, nación/estado, global-ización o planetario
 Ya sabemos que estas etapas evolutivas, diseñadas para entendernos mejor en el conocimiento de la evolución, no corresponden exactamente a períodos separados de la historia del Kosmos, sino que conviven muchas de ellas en el mismo tiempo. No digamos ya en lo que se refiere a la evolución de la conciencia propiamente humana tanto en lo individual como en lo colectivo. Lo tribal, lo mítico (dogmatismo-azul), el absolutismo de lo que el hombre quiere llamar divino, lo racional, la intuición (palabra tan mal empleada en el lenguaje coloquial: “tengo una intuición”)… conviven y muchas veces en verdadera falta de armonía porque lo mítico se siente infalible y con derecho a imponerse al precio que sea, aunque en algunos momentos intente disimular y se lave la cara, o se ponga una máscara de racionalidad.
Ninguno de estos cuadrantes de la Realidad (el interior subjetivo, el exterior individual, el interior colectivo, el exterior social) puede ser reducido a otro, o simplemente ser eliminado. Sin embargo es lo que está sucediendo constantemente: el absolutismo de cuadrante (Sólo existe lo que se percibe con los sentidos, sólo la ciencia es fiable, Dios es el Rey del universo y obra según su criterio –que muy curiosamente se parece mucho al de algunos hombres poderosos-, la revelación acabó con Juan, la teocracia medieval, la Biblia es la palabra de Dios… No existe Dios ni nada que se le parezca…)  en el que uno de los cuadrantes elimina a los otros o a algún otro y la masa, tanto la erudita como la ignorante, lo asume como paradigma. (¡¡¡¡Los que estudian matemáticas son lo inteligentes!!!! ¡¡¡¡La partícula de Dios!!!! Con lo bien que resuelven los cálculos los ordenadores…).
La creación no está acabada, sino que es in fieri, es evolución que va consumiendo niveles trascendiendo los inferiores en los cuatro cuadrantes, y tanto en lo ontogenético como en lo filogenético. Así tendemos a la liberación de la noosfera, transcendida la biosfera.
Así vemos que las estructuras simbólicas del lenguaje transforman el momento presente en momento temporal expandido: pasado y futuro. La siguiente estructura simbólica importante es el pensamiento sintáctico, emerger transcendiendo el lenguaje simbólico creando una estructura mental definida del pasado y del futuro. El niño pasa del placer oceánico de las primeras semanas, indefinido, al placer corporal y lo asocia a ciertos objetos (el pecho de la  madre…), en el siguiente paso le basta al niño imaginar el objeto para sentir placer y como no el objeto está presente imagina el placer, por eso lo desea.
Pero, nos interesa el estudio filogenético más que el ontogenético, pese a la similitud del desarrollo en ambos.
Vamos a decir algunas cosas del proceso evolutivo de la consciencia colectiva. Pasaremos por alto los estadios arcaico y mágico-animista. Las etapas que nos interesan para el tema de nuestro escrito son: la mítico-racional, la racional y la de visión-lógica con su intuición.
Etapa o nivel, mítico-racional
La palabra racional significa multitud de cosas distintas para las distintas personas, dicen autores como Weber, Habermas, Wilber, por tanto son muchas las lecturas posibles (el dicho divulgado hoy entre la masa: “Es mi verdad”, aunque muchas veces no haya nada de racionalidad en ello). Nos vamos a fijar en el significado que le dan los psicólogos cognitivos: racionalidad es “cognición operacional formal”, o sea la capacidad de pensar sobre el mismo pensamiento (no se mete con las formas, ni con la naturaleza del “yo”, ni con los presupuestos del filosofar -¿quién filosofa y desde dónde?-, que es lo que hace Heidegger).
Las razones que buscamos para apoyar nuestro razonamiento también son razón razonable, también son “racional”. Y el paso de lo mítico a lo racional, salvando un nivel de comunicación que está en el mito más allá de toda racionalidad, va estableciendo el camino para el nivel racional, identificado como meme naranja. Conforme nos vamos adentrando los humanos en el mundo de lo racional, se van abriendo nuestras mentes a  nuevas perspectivas, a mundos desconocidos y el fundamentalismo, no el contenido transverbal, de los mitos se va desgajando y queda reducido a polvo. Podríamos analizar en este sentido todos los mitos bíblicos haciendo preguntas racionales: Por ejemplo, la virginidad de María: ¿Quién lo dice? ¿Por qué lo dice? ¿Qué fundamento histórico tiene? ¿Cuánto hay de leyenda? ¿Qué significaba la expresión para los primeros cristianos? ¿Qué sabían de anatomía? ¿Y del amor del cuerpo? ¿Qué función social desempeñó en la Edad Media? ¿Qué aporta esto al Misterio? ¿Sobre todo qué aporta a la vida y a la felicidad de los humanos? ¿Por qué aquella exaltación de la virginidad en época de ignorancia, siglos II-XIX?
Pero los mitos no solo son generados por los cristianos “primarios” (o ¿Primitivos? o ¿Primeros?) sino que son generados por los hombres (varón/mujer). Podríamos traer a colación a Sócrates y a Galileo y la Inquisición. Sócrates fue condenado a muerte por negarse a reconocer los dioses del Estado (Atenas). -Recordemos el papel de los dioses en las obras homéricas: estafadores, violadores, mentirosos, ambiciosos, nepotistas…- Se negó a escaparse de la prisión, cuando pudo hacerlo, y bebió libremente la cicuta. ¿Por qué? Eligió la muerte antes que la mitología, murió por una causa: la de la razón que emergía. Ya sabemos que el tiempo es muy elástico en el tema de la emergencia de los niveles, antes que Sócrates buscaron ya esa racionalidad los siete sabios de Grecia con Solón, Tales, Anaxímenes, Anaximandro… 
Galileo no pudo aceptar la muerte con tortura incluida, totalmente humano, abjuró de su heliocentrismo (no sin musitar: y sin embargo, se mueve), lo condenaron a vivir preso de por vida. Vivió encerrado en una mansión hasta el final de sus días, pero su obra (pudo colar escritos suyos y se publicaron en Estrasburgo) ayudó mucho a caminar a la racionalidad frente el obscurantismo mítico. (Vuelvo a recordar que no todo lo que contiene el mito es falta de luz, suelen ser a veces para nosotros, establecidos en la racionalidad, pésimas expresiones de un Misterio que nos excede).
El caso es que la consciencia iba abriéndose un sendero hacia la racionalidad, superando la sumisión mítica. Como sabemos este proceso, aunque más corto que los anteriores (arcaico, mágico, mítico…) es un proceso de muchos años, miles, por poner un ejemplo que pueda indicar algo: desde Solón, siglo –VII hasta hoy, siglo XXI… aún gran parte de la humanidad está totalmente inmersa en ese nivel de consciencia mítico, e incluso arcaico como las corridas de toros. Vemos que en el racional Occidente hay muchos pueblos que celebran sus “tradiciones” míticas. Esta juventud pueblerina está utilizando los ordenadores última generación con una mente mítica, enganchada al toro, a la bandera, a la patria, a la confesión religiosa…
La palabra racional nos despierta la sensación de que se trata de algo seco y abstracto, falto de la ternura de los sentimientos afectivos, pero este estereotipo es erróneo. La racionalidad da una profundidad a la conciencia que genera una gran cantidad de ternura y comprensión,  pero para evitar en lo posible esta sensación generalizada podemos llamar a lo racional: razonable, palabra que no tiene esa connotación negativa.
La razonabilidad tiende a ser universal y por lo mismo integradora. Las mitologías son particulares. No hay una química o unas matemáticas europea, otra japonesa, otra hindú. Son la misma, en cambio las mitologías se multiplican, a veces hasta niveles mínimos. Por esto entiendo que la racionalidad puede conseguir una red global y planetaria que no está al alcance de ninguna mitología religiosa.
Es cierto que las mitologías tenían el germen para llegar a la globalización: la unidad en la fe, pero esta fe se concretaba en aceptación de mitos, doctrinas y leyes totalmente distintas de un pueblo a otro, de un imperio a otro. Los cristianos y los hindúes tenían fe, pero unos en Jesucristo, otros en Brahman… y sin fe en Jesucristo no hay salvación. Solución conquista –las cruzadas- o conversión –apologética y misiones-. “Extra ecclesiam nulla salus”… a colonizar.
Pero pese a que se intentaba por lo imperios mantener una visión mitológica del mundo, este mantenimiento se fue haciendo cada vez más por medio el pensamiento operacional formal (la razón) con lo que el mito empezó a caer dentro de la razón y empezaron a emerger filosofías, ciencias, políticas e incluso religiones (preocupación por las cuestiones últimas) racionales, aunque alguna ya apuntara más allá de la razón. Estas no predican dogmatismos ni reclaman el apoyo divino.
Con esto la evolución había preparado ya el salto cualitativo para el siguiente nivel: el racional.
Que será lo que desarrollemos en el próximo sutra.

José A. Carmona
carmonabrea@yahoo.es

Sortear la vejez y vivir la ancianidad

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