domingo, 28 de noviembre de 2010

Instantáneo

José Antonio Hernández Guerrero

En la actualidad, debido a esa manera de vivir el tiempo como una serie de instantes desconectados entre sí, y no como una sucesión orgánica de la existencia, está alcanzando una alta cotización el instante, ese espacio temporal tan corto que apenas tiene existencia. Uno de los síntomas más visibles de esta fugaz instantaneidad es la elevada valoración que alcanzan las técnicas que acortan los procesos de preparación y que reducen al máximo los tiempos de espera. No es extraño, por lo tanto, que la publicidad pregone como supremo valor añadido la instantaneidad de las sopas, de los cafés, de los calentadores o de los créditos. A favor de la brevedad se suele argumentar con el dicho popular según el cual “lo breve y bueno es doblemente bueno”; no caemos en la cuenta de que, a veces, los mejores alicientes de los viajes residen en su espera. En mi opinión, tanto el disfrute como el aprovechamiento del tiempo exigen que, en vez de acortarlos, alarguemos los instantes y que, en vez de aligerar los ritmos, los detengamos. Como les ocurre a los deportistas de élite, la resistencia depende, en gran medida, de la lentitud de las pulsaciones.
He llegado a la conclusión de que uno de los procedimientos más eficaces para aprovechar y para disfrutar de nuestro escaso tiempo humano es ralentizando el ritmo de nuestras acciones y deteniéndonos para contemplar con complacencia la belleza y la bondad que encierran muchos de esos momentos presentes que, en silenciosa soledad o en grata compañía, dilatan nuestra existencia parando realmente el tiempo. Para saborear los momentos de bienestar, hemos de aprender -como repite Antonio Cantizano- a disfrutar esperando, pero no sólo manteniendo las “esperanzas”, sino también aumentando nuestra capacidad de “espera” que, como es sabido, se apoya en la paciencia. Para lograrla hemos de aprender a prestar atención a nuestro interior, a ese espacio íntimo en el que se aloja la felicidad. Estoy convencido de que para experimentar estas vivencias no nos sirven las estrategias publicitarias que nos engatusan y se aprovechan de nuestra inevitable búsqueda de la felicidad. Por esta razón, me decido una vez más a expresar mi convicción de que la dirección que hemos de tomar es exactamente la contraria y preferir, en vez de la rapidez, la lentitud. Por esta razón, cuando acompaño a mi amigo José Carlos, siempre le pido que elijamos el camino más largo.

¿ MUERTE DIGNA O VIDA DIGNA..?

Hace pocos días el Gobierno de la nación ha lanzado sus “prioridades” y las concreta en el compromiso de aprobar 26 leyes antes de verano, para superar la crisis y otras de carácter social, como la de “Cuidados Paliativos y Muerte Digna”.(prevista para marzo de 2011). La primera pregunta que se me ocurre, después de leer toda nuestra Constitución, es si no hay otras prioridades para que en vez plantear la muerte pensemos en la vida digna de la que carecen muchos ciudadanos y que si no se les solucionan sus problemas terminarán en una muerte indigna no deseada.
El pretendido equilibrio constitucional de poderes entre legislativo y ejecutivo se está inclinando ahora más que nunca a favor del Ejecutivo que parece querer dominarlo todo, incluido el poder legislativo. La dialéctica se tendría que establecer entre Gobierno y oposición. Pero la realidad es que cuando existe mayoría parlamentaria absoluta el equilibrio de poderes se minimiza. La oposición en el Parlamento sólo puede limitar al poder a través de la denuncia, intentando influir en la opinión pública.. Es esencial facilitar la tarea de la oposición, y muy particularmente poner a su disposición la creación de Comisiones de Control, Información e Investigación, que no puedan ser impedidas por la mayoría.
Según la Constitución cuando haya conflicto de competencias entre Legislativo y Ejecutivo de cualquier índole, quien cierre el proceso debe ser otro poder con libertad e independencia de acción. Por ello, el mecanismo básico para controlar al poder político en una sociedad moderna es: La Justicia. Y ello en una doble vertiente, el Poder Judicial en sentido estricto, y la llamada Justicia Constitucional. De ahí que la libertad de la Justicia frente a todo tipo de interferencias de quien ostenta el poder, constituya la piedra angular en la que se fundamente el edificio del Estado Democrático Constitucional de Derecho. Jueces independientes, amparan y tutelan efectivamente los derechos humanos, pese a quien pese, incluidos los aparatos de Poder y la propia Razón de Estado.
Mucho tiempo se empleó en intentar consensuar la composición del Consejo General del Poder Judicial. Pero fue una solución política entre políticos, debilitándose la independencia de poderes, fundamental en toda democracia. Los mismos políticos que debilitaron la independencia dirán después que respetan las decisiones de la justicia. Otro tanto ha ocurrido con el Tribunal Constitucional, un órgano judicial fundamental para el funcionamiento del sistema democrático español. El Constitucional tiene facultad para rectificar cualquier ley, aunque haya sido aprobada por un parlamento o votada en referendum. Sin embargo, en ocasiones han aparecido dos bloques votando aquello que favorecía al partido que los eligió.. Este proceder pone en tela de juicio su actuación ante las cuestiones sobre las que tengan que pronunciarse.
Aunque se reconoce que la mayoría de los jueces son excelentes personas y profesionales; quizás sea difícil administrar justicia con medios insuficientes y en situación estructuralmente injusta. La experiencia está demostrando que para que la justicia funcione bien debe gozar de independencia política y dejar constancia de que el mundo de la justicia es uno de los que necesita una gran reforma que implique agilizar, democratizar e independizar. Por ello, una de las prioridades de acción de un Gobierno, que pretenda profundizar en el desarrollo de las libertades, es acometer un Plan de reforma de la Justicia en todas sus facetas: que, entre otras cosas, le proporcione recursos personales y económicos suficientes. Los Tribunales ordinarios y el Tribunal Constitucional, deben tener medios suficientes que les permitan impartir justicia con agilidad. Si no fuese así, se estaría quebrando un elemento básico del Estado democrático.
Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com

sábado, 20 de noviembre de 2010

DE DEMOCRACIA REPRESENTATIVA A DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Muchas veces hay que luchar contra corriente. Todavía son bastantes los que piensan que la democracia es sinónimo de votaciones cada cuatro años. Aunque normalmente sigo sus consejos, en otras ocasiones discrepo de las opiniones de amigos economistas. Sigo afirmando que la “economía” está marcando el paso a la sociedad y sobre todo a la política y mucho más en estos momentos en los que nos ha cogido de las manos y se nos ha metido en un mundo en el que es difícil vislumbrar el horizonte. Todo se controla, hasta lo que hay que decir y quién lo debe decir. Si la eco­nomía va bien, la política va bien. Si la eco­nomía va mal, la política será la culpable y caerán sus responsables. El principio rector de la economía es la ganancia. El éxi­to de un proyecto económico no se mide por la mejora de las conductas y el bienestar de los ciudadanos, sino si produce ganan­cias. Los criterios de la distribución de los beneficios económicos les interesan a los gestores de la economía sólo si de ese reparto se van a conseguir mayores ganan­cias. La economía no se rige por criterios éticos, sino por el interés de la ganancia.

Un proyecto político, que hoy quie­ra triunfar, tiene que echarse en brazos de la economía y de la gente que vive bien. Y esto, no sólo por razón económica, sino porque hoy cual­quier aspirante a gobernar sabe que la franja más ancha de electores pertenece a la clase media acomodada, a los grandes capitales y a los altos cargos de la administración. Los que viven bien van más a votar que los que necesitarían el cambio. La política actual está pensada para los que viven bien, no para solucionar los problemas de los que viven mal. Por ello, quien hable de reformas fiscales y sociales, encaminadas a repartir los beneficios económicos de una manera justa, difícilmente ganará las elecciones a nos ser que se tome conciencia de la necesidad de una democracia participativa. ¿Es posible una política económica que contemple la justa redistribución de la riqueza? Es posible siempre que se cambie de una “democracia representativa a una democracia participativa”.

En España tenemos, ahora en la práctica, una democracia representativa y son los partidos polí­ticos los que deciden quiénes representarán a los ciudadanos. Pero la experiencia demuestra que esos “representan­tes’, en lugar de representarnos y defender nuestros intereses, representan los intereses del partido. Funcionan como máquinas de sus dirigentes y los ciudadanos ven reducida su capacidad real de cambio a la posibilidad de votar cuando pasen cuatro años. Si de verdad se quiere el bien de todos es urgente en España conseguir un sistema verdaderamente ‘participativo”. Un sistema que contemple la participación, como dice la Constitución, en el que todos podamos participar también en la toma de decisiones en todo aquello que afecta directamente a los ciudadanos

Pero ¿por qué no se arbitran mecanismos para que todo el que quiera, pueda emitir su voto y que éste tenga las debidas consecuencias en la resolución a tomar? Todas las dificultades se pue­den resolver, siempre que haya voluntad política de resolverlas. Pero si se llegara a esta democracia participativa ¿a dónde irían los que hoy viven de la política? Taz vez lleven algo de razón quiénes piensan que la defensa de la participación en la toma de decisiones es propio de idealistas utópicos, pero es preferible que nos tachen de utópicos a permitir y alabar a quienes dicen querer salvarnos, cuando en realidad lo que parece que quieren es vivir bien sólo ellos.
Juan de Dios Regordán Domínguez
junadediosrd@hotmail.com

miércoles, 17 de noviembre de 2010

DESCONFIANZA

Vivimos una época de gran escepticismo, ya no nos creemos las cosas porque si, hemos dejado de ser el niño que aceptaba a pie juntilla todo lo que le decían sus padres y sus maestros sobre todos los ámbitos de la vida. Las verdades transmitidas en esa época infantil no se ponían en duda, era tan fundamental seguir esas enseñanzas que se escapaba a nuestra inteligencia poner reparos a la doctrina que se nos presentaba.

Pero crecimos, fuimos adultos y nuestra actitud crítica comenzó a funcionar poco a poco, se fue desarrollando, progresivamente nos íbamos planteando si lo que escuchábamos, veíamos o leíamos tenía aspecto de verdad, era coherente o si por el contrario era un cuento, una opinión si más, quizás incluso interesada, algo que realmente no tenía un fundamento racional o era incierto.

Ahora, en estos momentos, constantemente vamos cribando lo que llega a nuestras manos, intentando diferenciar el grano de la paja, lo verdadero de lo falso, lo fundamental de lo accesorio. Cuando escuchamos lo que dice el cura o a la jerarquía nos planteamos la cuestión de si su discurso sigue realmente el Evangelio o simplemente son interpretaciones y opiniones subjetivas, ya no admitimos como dogma cualquier afirmación aunque venga del mas alto poder religioso.

Las afirmaciones de políticos y de la prensa hay que ponerlas en cuarentena porque a poco que escarbes, descubres que se desdicen o entran en contradicción con lo manifestado poco tiempo atrás. Mención especial merecen las campañas electorales donde te puedes encontrar con cuentos como que caperucita era de izquierda porque llevaba un gorro rojo o la estadística publicada en un periódico manifestando que tal o cual partido obtendrá un número importante de escaños para encauzar el voto en una dirección determinada.

En estos tiempos en los que la crisis ya se ha instalado en nuestra sociedad casi estructuralmente, escribo el “casi” para no cerrar una pequeña puerta a la esperanza, nos encontramos día si y día no con tertulias en la que cada uno de los participantes tiene la varita mágica para resolver este problema.

Los que rigen los destinos de la nación y la oposición también tienen sus fórmulas para solucionar el peliagudo asunto del paro, las pensiones, la reactivación del consumo y terminar, en definitiva, con esta situación tan grave, pero los ciudadanos no ven la luz de la salida de este oscuro túnel, al contrario que los políticos que con cualquier medida ya están visionando “los brotes verdes.”

Con este panorama que tenemos a todos los niveles en la sociedad, un escalofrío recorre el cuerpo de los españoles cuando lee los periódicos y revistas, escucha a sus dirigentes políticos o religiosos, a los intervinientes en la radio y la televisión porque ellos han alentado con sus medias verdades, sus mentiras, sus opiniones arregladas, sus programas y promesas no cumplidas y sus actuaciones LA DESCONFIANZA.
Algeciras,15.11.10
Andrés Baquero

lunes, 8 de noviembre de 2010

He oído opiniones de todo tipo y tendencias sobre la visita del Papa a Barcelona y Santiago.
El tema tiene muchas facetas. Sobre la que más opiniones se vierten es sobre el dinero que ha pagado el gobierno de España para que venga ese señor.
Recuerdo una discusión que tuve con una colega (de co-legere, Luis) sobre el dinero que los gobiernos se gastan en la luna y otros astros celestiales. Le expliqué que a la luna no va “ni un solo céntimo o centavo”. A la luna sólo va un montón de kilos de cobre, plástico, aluminios, etc. que no valen nada. De las chatarrerías españolas se pueden sacar miles de cohetes lunares. Los dineros se quedan en tierra en manos de los carpinteros, albañiles, electricistas, informáticos, ingenieros, etc, etc, etc. Y eso es crear riqueza.
El Papa no se ha llevado ni un sólo céntimo. El dinero se ha quedado en manos de electricistas, currantes, técnicos de sonido etc. En lo que tañe al dinero esta visita ha cumplido la misma función que el plan “E” de Zapatero. Crear puestos de trabajo temporalmente. El problema es quién ha pagado este dinero; si los beneficiarios han sido el comercio catalán y compostelano, lo lógico hubiera sido que los gastos lo sufragaran estos ayuntamientos. Como cuando organiza una feria, un concierto o un festival de cine. Corre con los gastos y crea riquezas en el municipio. Si después el negocio les sale mal, eso puede pasar, es frecuente en el mundo de los negocios. Otra vez saldrá mejor. Yo una vez monté un invernadero, lo llené de pimientos y justo cuando iba a empezar a cosechar los primeros, vino una especie de tifón y se lo llevó todo; me quedé con cuatro hierros pelados. Nadie escribió un solo artículo sobre ello.

Otro tema distinto es el moral. Lo que no es admisible es que el predicador de la buena nueva, la de “vende todo lo que tienes y sígueme”, utilice toda esta parafernalia para –como dijo un cura en la tele- hacer el camino como cualquier peregrino. Al menos mientras haya un niño muriendo de hambre (por nombrar solo un problema), este señor no debía aceptar estas atenciones por mucho que le insistieran. El papamóvil lo que demuestra es el miedo que tiene este señor a la muerte. Y no entiendo porqué si predica el reino de los cielos. Mahatma Gandhi valía muchos más que este señor (a mi parecer, claro) y lo mataron, pero no por ello su obra quedó muerta. Él no tenía miedo. Y sin ir tan lejos, el mismo líder al que sigue el papa: Jesús. No llevaba escolta adinerada. Y tampoco quedó muerta su obra cuando lo mataron.

Otra faceta sobre la que he oído opiniones en la tele y la radio la representa la frase: No acepto que se pague con mi dinero la visita de un señor que no acepto ni me importa. Esa es una de esas chorradas ridículas de solemos decir los humanos. Si un gobierno no pudiera gastar nada del dinero público, mientras no les interese a todos los españoles, sería la leche. No podría gastar ni un céntimo. Dinero para la guerra, dinero para el cante hondo, dinero para la semana santa, dinero para los partidos, para el desfile en la Castellana… todos estos dinero para mí sólo tendrían de bueno que dan puestos de trabajo, por lo demás no estoy de acuerdo así que habría que quitarlo. Si la venida del papa no le interesa a mucha gente, es verdad que sí les interesa a otros muchos, así que esa no es razón para que no venga. A mí no me ha gustado pero con no asistir, tengo bastante.
El problema no está, a mi juicio, en que haya venido, que cada uno puede ir donde le plazca, sino en cómo. Eso no es un problema, es una indecencia.
Y en agosto, otra vez.
Luiyi

EL SENTIDO COMÚN

Es sinónimo de razonable, lógico, sensato, que cae por su peso, que tiene cordura y un sinfín de locuciones que nos llevan a una conclusión, pensar y hacer las cosas bien de tal forma que no ofendan la inteligencia humana.
Nos percatamos que éste se ha perdido cuando llegan a nuestros oídos u observamos situaciones o actitudes que rayan más o menos la insensatez.
Hace algún tiempo me enteré que unos padres, como obsequio por la primera comunión, habían regalado a sus hijos unas vacaciones de una semana en el parque de atracciones de Disney World Paris, el hecho no tendría mayor importancia si no se hubiera producido en el mes de mayo y los niños hubieron de faltar a clase de enseñanza obligatoria durante ese tiempo. Podría ser un ejemplo a nivel individual; todos conocemos a poco que analicemos casos de parecidas características.
Con ser preocupante la dimensión personal, lo es muchísimo más la política, la institucional, donde los que ostentan el poder se mueven en un mar proceloso de falta del más mínimo sentido común; ¿Cómo se podría calificar si no que en el SENADO ESPAÑOL haya traductores de los distintos idiomas vernáculos de esta nación cuando todos los asistentes tienen una nexo común en el que se entienden? Han aprobado una ley que resulta esperpentica y se quedan “tan panchos”, les importa un bledo este absurdo y lo implantan cueste lo que cueste con el dinero de todos los españoles.
En algunas comunidades autónomas rotulan carreteras, señales de tráfico, establecimientos y espacios comunes en su lengua y como mucho lo compaginan con el español; es un alivio la doble redacción, ya que de no ser así algunos nativos ni siquiera comprenderian lo anunciado. Que absurdo tener un instrumento de comunicación que hablan mas 400 millones de personas y fabricar barreras artificiales en este solar común llamado España. Prevalece la insensatez de crear divisiones, cuando hemos conseguido, no sin es fuerzo, tener algo tan valioso que nos une.
Me llegan noticias de que en Andalucía se va introducir en los colegios como segunda lengua optativa el árabe, si esto fuera cierto, nos encontraríamos con la extravagancia de tener un enorme déficit en inglés, primera lengua en este mundo globalizado, e introducir un idioma extraño de poca utilidad práctica para los niños andaluces. A lo mejor sería conveniente aprender catalán, vasco o gallego por si en un futuro nos pudiera hacer falta para desenvolvernos por este país.
Habría que estudiar las competencias de las 17 autonomías más Ceuta y Melilla, porque el aparato burocrático se ha engrandecido hasta limites insospechados, con unos beneficios para el ciudadano mas que discutibles y un coste elevado sin discusión alguna que pagamos todos de nuestros bolsillos. El solapamiento de funciones se produce, la duplicidad es manifiesta. Algunas autonomías hasta tienen “embajadores “ y representaciones por el mundo, el derroche salta a la vista. Me viene a la mente, a modo de ejemplo, la famosa gripe “A” del año 2009. Produjo tal revuelo social y confusión que los 17 consejeros de sanidad tuvieron que reunirse en Madrid en el Ministerio correspondiente para solucionar el problema y eso que esta competencia estaba transferida.
Ni pie ni cabeza tiene que alcaldes y concejales de común acuerdo fijen el salario que van a percibir; es como si en una sucursal de una entidad bancaria se reúnen los empleados y deciden cuales van a ser sus retribuciones.
Voy a terminar citando a la Escuela igual que al comienzo, porque parece ser que es allí donde hay que solucionar todos los problemas con los que en el futuro se va a encontrar la sociedad, para ello sugiero que se implemente una asignatura más llamada “SENTIDO COMUN”, solo que se tendría que elegir muy bien a los docentes para no caer en contradicción con el titulo y contenido de esta enseñanza.

Algeciras 28.10.10
Andrés Baquero

TENTACIONES DEL PODER

Se está creando una especie de axioma, sin que nadie asuma su paternidad pero que está calando muy seriamente en la sociedad: “Dicen que el poder corrompe”.Transmitido así este mensaje, camina con cierto marchamo de autenticidad. Nos llegan noticias de pagos de fianzas millonarias que nadie, desde el patrimonio normal de unos ahorros familiares justos, podría hacer frente. Más de uno se pregunta:¿ de dónde? La historia nos habla también de los que han sufrido en manos de los que tenían hambre de poder; algunos creyeron en el poder como un derecho a pisotear a los demás. Pero no todo es así. Cada persona plantea su existencia bajo una moral determinada y enfoca sus aspiraciones y proyectos por caminos diferentes...
Me siento feliz por admirar y creer en Jesús de Nazaret. Trabajó duro como obrero. Su vida es mensaje liberador. Me lo imagino apacible, sonriente y alegre. Su Alegría tiene sentido profundo. No creo que fuera tan serio como lo reflejan cuadros, imágenes y estatuas. La gente le escuchaba, le quería, aunque, como ahora, había quiénes tenían miedo a comprometerse.
Jesús decidió que tenía que hablar y exponer su mensaje y su misión. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches sintió hambre y sufrió las tentaciones del poder: " Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". (economía fácil, corrupción)..Le respondió Jesús: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Después poniéndole sobre el pináculo del templo le dijo :"Si eres el hijo de Dios échate de aquí pues escrito está: "A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos para que no tropiece tu pie contra una piedra". (abuso de poder: todo lo puedo) Le dijo Jesús: También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios". De nuevo le tentó llevándole a un monte muy alto y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, le dijo: "Todo esto te daré si te postras y me adoras".(someter a todos bajo criterio autoritario) Jesús le respondió: Apártate, Satanás, porque escrito está: " Al señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto".
Hay quienes caen en las garras del poder que, en muchos casos, es fraudulento porque proporciona dinero fácil a repartir entre pocos.
Jesús, convertido en Cristo, integró el diálogo en la sociedad. Su mensaje significa liberación del peso que aprisiona. Vivió con los oprimidos y luchó contra los opresores. Habló de un nuevo concepto: responsabilidad para con la vida y un compromiso de servicio ante nuestros semejantes. Fue hace 2010 años. Pero la historia siguió su camino y Jesús fue mitificado, idolatrado, hasta tal punto que el poder siguió aplastando, torturando y asesinando.
Y llegó el siglo XV, y se descubrió América y se le entregó a los reyes de turno, valorándose más las cosas que las personas. Y llegó el siglo XIX, y unos pocos decidieron, en nombre de la raza humana, que el Progreso fuera el nuevo dios. Y llegó el siglo XX, y al dios Progreso, parece que le entraron remordimientos pasajeros. Y ha llegado el siglo XXI sangriento, luchando por poder...
Se que es absurdo generalizar, pero caricaturizar la historia ayuda a suavizarla sin negarla. El sufrimiento humano ha sido y sigue existiendo. Ignorarlo resulta imposible y perjudicial.. El mensaje de Jesús sigue interpelando. Nadar en la abundancia, sin compartir es robar lo que a otro pertenece. Reflexionemos y evitemos los obstáculos para poder darnos cuenta de que nuestra vida es única,, intensa, y sobre todo, debe ser libre.


Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com

Sortear la vejez y vivir la ancianidad

José Antonio Hernández Guerrero El comienzo de un nuevo año es –puede ser- otra nueva oportunidad para que re-novemos nuestr...