jueves, 27 de enero de 2011

Estrés laboral en la erosión del sistema educativo.

Eva Lambrechts Encinar

Se ha definido el malestar docente como la sensación que experimenta un docente en un momento determinado de su vida laboral, donde se auto percibe falto de los recursos personales necesarios para afrontar el ejercicio de la profesión de manera adecuada a los requerimientos del contexto, lo cual puede derivar en cuadros de ansiedad, desmotivación, confusión mental, indiferencia, apatía, etc.
La idea de educación se ha ido expandiendo y abriendo con el paso del tiempo. Lo que se consideraba como algo realizable sólo en la escuela, ha pasado a ser acontecimiento habitual en cualquier rincón de nuestra sociedad. Se ha llegado a hablar, por tanto, de sociedad educativa e, incluso, cuando se consideraba a la misma, a la educación y a la escuela como fuente de todo tipo de males, llegaba a hablarse de desescolarización de la sociedad. Igualmente sucede con los agentes educativos: de padres a maestros, de éstos al grupo de amigos y de éste a las relaciones laborales.
Paralelo a este proceso se ha ido fraguando una nueva crisis, al parecer sin precedentes en la historia de la educación, cuyo principal indicador es la crítica generalizada de nuestra sociedad sobre el sistema de enseñanza, puesto en cuestión desde los más diversos frentes, con mejores o peores argumentos.
Las consecuencias no se han hecho esperar y, de una manera generalizada en muchos países, podemos observar una notable caída de la imagen social de los profesores. De forma tal vez paradójica son los profesores los que han sufrido las consecuencias más negativas de los éxitos obtenidos por el sistema escolar a través de los años y por la aplicación de sus múltiples reformas. Los profesores han perdido el respeto y el apoyo social que constituían su retribución social más gratificante, ante la clara evidencia de que los salarios no eran ninguna fuente de alegría para los mismos.
La cuestión es del todo pertinente porque una de las consecuencias de este derrumbe de su imagen tiene que ver con la aparición de una nueva realidad: el malestar docente, el estrés del docente en un marco general de estrés laboral fundamental para comprender una parte de los problemas que aquejan al sistema educativo.
Un elemento parece destacar en este proceso: el fin del consenso en educación, cosa que venimos arrastrando por lo menos desde mitad de la década de los setenta. Hasta entonces la sociedad creía singularmente en la educación. Socialmente se pensaba en ella como la única en promover la movilidad y una mayor igualdad entre las personas. Tal vez se fabricaron unas expectativas desmesuradas sobre el poder de la educación, cosa que también ocurre hoy, hasta darnos cuenta que con el tipo de educación de hoy, que es francamente mejorable, desde sus paradigmas hasta sus medios, esto tal vez no sea posible.
Desde luego hoy estamos frente a una serie de factores que han determinado el cambio: aumento de las exigencias sobre el profesor, inhibición educativa de otros agentes de socialización, desarrollo de fuentes de información alternativas a la escuela, ruptura del consenso social sobre la educación, aumento de las contradicciones en el ejercicio de la docencia, cambio de expectativas respecto al sistema educativo, modificación del apoyo de la sociedad al sistema educativo, descenso de la valoración social del profesor, cambios en los contenidos curriculares, escasez de recursos materiales y deficientes condiciones de trabajo, cambios en las relaciones profesor-alumno, fragmentación del trabajo del profesor.
Por otro lado, echando una mirada a los variados estudios sobre el malestar docente, tenemos que las fuentes de estrés que los profesores consideran más importantes son:
• La cantidad de trabajo que les "sobrepasa", ya sea por falta de tiempo o de exceso de tareas.
• La sobrecarga de tipo emocional.
• Ambigüedad en el que el profesor no tiene claro cuál es su rol como docente, qué se espera de él por parte de la escuela, los alumnos, los padres y la sociedad en general.
• Conflicto de rol o grado en el que el profesor percibe instrucciones contradictorias respecto a cuáles son sus cometidos laborales.
• Falta de apoyo social por parte de compañeros y escuela.
• Falta de coordinación para el trabajo en equipo.
• Desmotivación, apatía e indisciplina por parte de los alumnos.
• Obstáculos técnicos como problemas en el material didáctico y fallos y/o averías en la infraestructura y/o instalaciones.
El estudio a fondo de este problema nos lleva a determinar la posibilidad de soluciones a través de las llamadas vías de afrontamiento, las cuales pueden ser personales e institucionales, sin olvidar el carácter preventivo que debe tener todo afrontamiento de este tipo de problemas. Por situar un simple ejemplo final sobre las estrategias de afrontamiento, cabe comentar que las estrategias personales, que son las que puede poner en marcha el profesional en cuestión, tenemos las conductuales (desarrollo de habilidades de gestión del aula) y las mentales (autocontrol emocional, reestructuración cognitiva y la autoestima).
No cabe duda, de cualquier forma, que el escenario actual en el que desempeñan su labor estos profesionales reclama medidas personales e institucionales para afrontar uno de los problemas que más está erosionando el sistema educativo, su calidad y su futuro.
Un beso:eva121950@gmail.com

lunes, 24 de enero de 2011

DEMOCRACIA Y DICTADURA ECONÓMICA

No todos los políticos son iguales. Sin embargo, se respira en la sociedad española cierto ambiente de desprestigio metiendo a todos en el mismo saco; aunque existan personas excelentes, dedicadas a la función política, entregadas de lleno al servicio de los ciudadanos.
Tal vez el factor más importante del desencanto lo constituya la sensación de que muchos políticos se entretienen en disputas inútiles, sin abordan los verdaderos problemas de la sociedad, como son el paro, la vivienda y todos aquellos asuntos que son vitales. Parece que a bastantes políticos lo que les preocupa es mantenerse en el poder o conseguirlo, sea como sea.
Motivos más que suficientes se han dado para que hablar de políticos suene a corrupción. Se ha extendido la cultura del “pelotazo” fruto del egoísmo y el deseo de conseguir dinero fácil. Por desgracia, en vez de rechazo a la corrupción, a veces suscita envidia porque quiénes tenían dificultad para llegar a final de mes, al meterse en política han llegado a disfrutar de sueldos y prebendas que nunca hubieran alcanzado de otra manera.
Entre el deseo del poder y la búsqueda de dinero fácil hemos entrado en una dinámica de luchas dentro de los mismos partidos que alejan su acción de lo que realmente les atribuye la Constitución Española en su artículo sexto. La verdad de la justificación del poder político está en buscar, en primer lugar, la justicia, librar al pobre de su pobreza, atender a las necesidades sociales y servir con dedicación para que la sociedad sea más justa, solidaria y humana.
La salida de la crisis seguirá estancada mientras se centren las medidas en la desestabilización del estado de bienestar. La palabra crisis está sirviendo, en la mayoría de los casos, para reducir puestos de trabajo en las empresas y aumentar la inseguridad laboral y la precariedad del empleo. Todas las reformas laborales que se han hecho en España han disminuido los derechos de los trabajadores y afecta negativamente a los más débiles.
Todo lo anterior nos lleva a pensar que nos estamos desenvolviendo bajo un sistema económico cuya rentabilidad se consigue mediante la injusticia de favorecer a los más poderosos a costa del sufrimiento de los más débiles. Se da, por tanto, el crecimiento de fortunas de unos pocos y el crecimiento de mayor número de pobres y desilusionados.
Las situaciones injustas son mechas propicias para encenderse y manifestarse en el malestar ciudadano y, al mismo tiempo, en la desconfianza de los políticos que por el pánico a perder el poder se afanan en dar leyes recortando libertades.
Toda esta situación que genera inestabilidad tiene nombre y rostro aunque pueda ser peligroso decir que son los bancos y los mercados. La economía con sus bancos y los mercados son los que ponen y quitan gobiernos.
Las políticas a seguir por los gobernantes las dictan los poderes fácticos en nombre precisamente de lo que ellos denominan libertad que es la única que ellos imponen. Con ello, lo que todavía llamamos los ciudadanos “democracia política” va perdiendo sentido al ser dominada por la dictadura económica. Las palabras “mercados” y “bancos” han dejado de ser entes abstractos y son personas con rostros concretos aunque escondidos bajo esas palabras.
A pesar de las grandes dificultades, cada vez hay más personas que van tomando conciencia y luchan en todas las facetas de nuestra sociedad para poner los cimientos de una realidad distinta en la que sea la persona humana el centro sobre el que giren los esfuerzos para que los recursos y riquezas sean compartidos bajo el prisma de la justicia.

Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com

sábado, 8 de enero de 2011

LA ILUSIÓN “DE REYES MAGOS”

Aún recuerdo mis “Primeros Reyes”. Todo ser humano necesita caricias e ilusión para vivir. En los momentos actuales, tal vez más que nunca, habría que reavivar la alegría y la ilusión para que nuestra sociedad despierte del letargo de cierta desesperanza que la amenaza.
Navidad y Reyes van muy unidos. Navidad, amor y solidaridad; Reyes, apertura y búsqueda. ¡Qué más da que fueran Reyes o Magos! ¡Que fueran tres o cuatro o que fueran hombres o mujeres! No es el momento de hacer una exégesis profunda de los textos bíblicos que hablan de los Reyes Magos. Mateo nos habla de Magos de Oriente y Lucas se limita a decir “unos pastores”.
La experiencia nos dice que de los personajes que pasan a la historia lo último que se escribe de ellos es su infancia. A la infancia de Jesús de Nazaret se le denomina “vida oculta de Jesús”. Será en el Jordán y en la lectura del texto de Isaías en la Sinagoga cuando se manifieste públicamente su misión. Al terminar la lectura de Isaías proclama Jesús con solemnidad:” Hoy se cumplen en Mí estas Escrituras”.
La festividad de los Reyes Magos, la Epifanía, nos trae un mensaje clarividente: “Dios se hace hombre no sólo para Israel, sino también para todos los pueblos y naciones”. ¡Esto es una Buena Noticia!, Buena Noticia, como se le llama al “Evangelio”, el anuncio de la Liberación.
Recuerdo con cariño, sin nostalgia, la noche del cinco de Enero, el despertar de la temprana mañana del día seis y mi primer regalo, que fue un pequeño caballito de cartón, decorado con suaves lunares grises y blancos. Al año siguiente, la noche de Reyes volvería a aparecer, entre los regalos, el mismo caballito, aunque de distintos colores, cargado de nuevas ilusiones y sentimientos compartidos.
Nunca quise desvelar la “verdad” del sueño de los Reyes Magos. Los años pasaban, pero personal y libremente me negaba a convencerme de la intervención directa o indirecta de mis padres en este mundo mágico lleno de alegrías y fantasías con que se presentaba cada víspera de Reyes. También en aquel 1952 pensé que serían unos Reyes distintos. Ella, desde el Cielo, influiría de manera especial para que mis ilusiones revivieran y, de alguna manera, llenaran el vacío que dejó la muerte de mi madre.
Ante la víspera de Reyes del año 2011 me preocupa ahora ver en grandes establecimientos a padres, madres y familiares que, juntos con sus pequeños, averiguan los precios de los juguetes y la conveniencia o no de comprar uno u otro. Después de la compra, son los mismos niños los que cargan con los regalos envueltos, pero sabiendo ya el contenido vacío de ilusión futura. Matar ilusiones infantiles en nada favorece el desarrollo de la personalidad y sí introduce en el consumo mercantilista.
Conviene profundizar cada vez más en la necesidad que tiene el ser humano de recibir caricias y estímulos para tener ilusión de vivir. La falta de reconocimiento afectivo lleva al desencanto, a la envidia, a la agresividad, a la pérdida del sentido de la vida, al absurdo y hasta a la muerte.
Especialista en psicología y sociología están defendiendo que se hace absolutamente necesario estimular la imaginación y la fantasía con resortes positivos para llegar a llenar, lo más posible, la autoestima necesaria para el desarrollo como persona libre. Es obligación de los padres no sólo procurar el alimento, el vestido y la educación cultural y social, sino sobre todo favorecer y estimular las ilusiones y autoestima de sus hijos para que sean buenos ciudadanos comprometidos y libres.
Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com.

Sortear la vejez y vivir la ancianidad

José Antonio Hernández Guerrero El comienzo de un nuevo año es –puede ser- otra nueva oportunidad para que re-novemos nuestr...