sábado, 8 de enero de 2011

LA ILUSIÓN “DE REYES MAGOS”

Aún recuerdo mis “Primeros Reyes”. Todo ser humano necesita caricias e ilusión para vivir. En los momentos actuales, tal vez más que nunca, habría que reavivar la alegría y la ilusión para que nuestra sociedad despierte del letargo de cierta desesperanza que la amenaza.
Navidad y Reyes van muy unidos. Navidad, amor y solidaridad; Reyes, apertura y búsqueda. ¡Qué más da que fueran Reyes o Magos! ¡Que fueran tres o cuatro o que fueran hombres o mujeres! No es el momento de hacer una exégesis profunda de los textos bíblicos que hablan de los Reyes Magos. Mateo nos habla de Magos de Oriente y Lucas se limita a decir “unos pastores”.
La experiencia nos dice que de los personajes que pasan a la historia lo último que se escribe de ellos es su infancia. A la infancia de Jesús de Nazaret se le denomina “vida oculta de Jesús”. Será en el Jordán y en la lectura del texto de Isaías en la Sinagoga cuando se manifieste públicamente su misión. Al terminar la lectura de Isaías proclama Jesús con solemnidad:” Hoy se cumplen en Mí estas Escrituras”.
La festividad de los Reyes Magos, la Epifanía, nos trae un mensaje clarividente: “Dios se hace hombre no sólo para Israel, sino también para todos los pueblos y naciones”. ¡Esto es una Buena Noticia!, Buena Noticia, como se le llama al “Evangelio”, el anuncio de la Liberación.
Recuerdo con cariño, sin nostalgia, la noche del cinco de Enero, el despertar de la temprana mañana del día seis y mi primer regalo, que fue un pequeño caballito de cartón, decorado con suaves lunares grises y blancos. Al año siguiente, la noche de Reyes volvería a aparecer, entre los regalos, el mismo caballito, aunque de distintos colores, cargado de nuevas ilusiones y sentimientos compartidos.
Nunca quise desvelar la “verdad” del sueño de los Reyes Magos. Los años pasaban, pero personal y libremente me negaba a convencerme de la intervención directa o indirecta de mis padres en este mundo mágico lleno de alegrías y fantasías con que se presentaba cada víspera de Reyes. También en aquel 1952 pensé que serían unos Reyes distintos. Ella, desde el Cielo, influiría de manera especial para que mis ilusiones revivieran y, de alguna manera, llenaran el vacío que dejó la muerte de mi madre.
Ante la víspera de Reyes del año 2011 me preocupa ahora ver en grandes establecimientos a padres, madres y familiares que, juntos con sus pequeños, averiguan los precios de los juguetes y la conveniencia o no de comprar uno u otro. Después de la compra, son los mismos niños los que cargan con los regalos envueltos, pero sabiendo ya el contenido vacío de ilusión futura. Matar ilusiones infantiles en nada favorece el desarrollo de la personalidad y sí introduce en el consumo mercantilista.
Conviene profundizar cada vez más en la necesidad que tiene el ser humano de recibir caricias y estímulos para tener ilusión de vivir. La falta de reconocimiento afectivo lleva al desencanto, a la envidia, a la agresividad, a la pérdida del sentido de la vida, al absurdo y hasta a la muerte.
Especialista en psicología y sociología están defendiendo que se hace absolutamente necesario estimular la imaginación y la fantasía con resortes positivos para llegar a llenar, lo más posible, la autoestima necesaria para el desarrollo como persona libre. Es obligación de los padres no sólo procurar el alimento, el vestido y la educación cultural y social, sino sobre todo favorecer y estimular las ilusiones y autoestima de sus hijos para que sean buenos ciudadanos comprometidos y libres.
Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com.

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