domingo, 17 de mayo de 2009

EL LOCO DE LA SALINA

TENEMOS UN PROBLEMA MUY GORDO

Oiga, ¿don Oscar? Sí, dígame. Mire, me va a perdonar que le moleste, pero necesito hablar con usted. ¿Quién es, por favor? El Alcalde de San Fernando. ¿De Henares? No, de San Fernando, de Cádiz. Ah, Antonio, ¿cómo no te he reconocido la voz? Perdone, pero no soy Antonio, soy Manuel María. ¿Manuel o María? Soy las dos cosas al mismo tiempo. Ah, el que vino detrás de Antonio. Exacto. Como que con tantas victorias del Barça estoy perdiendo facultades. ¿Es mal momento? No, es el mejor momento, pues estoy glorioso con el cuatro a uno. Me lo imaginaba y por eso me he atrevido a llamarle hoy; si usted fuera de Bilbao, ni se me ocurre. Bien, dígame. Le llamo por lo de la fuente. ¿Qué le pasa a la fuente? Que va a pasar el tranvía por allí, de manera que la quitamos o pasa por encima. Pero, ¿cómo vais a quitar de allí ese pedazo de obra de arte? Es que dos cosas no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio. Desagradecidos, con el montón de horas que le eché al tema y ahora resulta que es más importante un simple tranvía que esa belleza del descubrimiento. Ya, pero aquí la gente es muy bruta. Me ha dado la tarde. No, no, ya en San Fernando no damos nada, entre otras cosas porque no tenemos nada que dar. A ver, creo a bote pronto que se podría hablar con los del tranvía a ver si les entra en el coco que el arte es el arte. Ni se le ocurra, don Oscar, ésos son muy cuadriculados. ¿Qué podemos hacer? Lo siento, pero ahora mismo estamos en el Ayuntamiento más liados que la afición del Madrid. Eso es imposible. Aquí en La Isla no queremos que este tema le cueste a usted un disgusto. No, no, a mí no me puede costar nada. No le hablo de dinero, sino de preocupaciones. Ah, menos mal, que con la crisis se nos ha agudizado a los catalanes el afán de ahorro. ¿Y si se la llevara usted a Cataluña? No me estará hablando en serio. ¿Por qué no? Si me cuelo aquí con la fuente, me dan cosquis hasta en el cielo de la boca. Olvídelo; nosotros habíamos pensado colocarla en otro lugar de La Isla y que otras zonas de la ciudad pudieran disfrutarla. Perdone, don Manuel María, pero eso puede generar un lucha fratricida en la ciudad, porque todos los barrios van a querer tener la fuente. Aquí no la quiere ni la madre que la parió. Oiga, que la parí yo. Vale, pero los enfrentamientos en La Isla no son de los barrios entre ellos, sino de los barrios conmigo. No le entiendo. Pues es muy fácil, ningún barrio quiere ver su fuente ni en pintura y por eso le llamo, a ver qué hacemos. Hombre, así de pronto se me ocurre que yo podría hacer otra fuente que en vez de un barco en el aire, llevara una figuración de tranvía. ¿Otro tranvía?, ni loco, con uno ya tenemos bastante. Pero, don Manuel María, se lo dejaría baratito, porque esa obra llevaría unas vías, también mohosas por supuesto, sobre una superficie de agua…Ni loco. ¿Desprecia mi arte? No, lo digo por lo de baratito, ¿no sabe lo que hay aquí liada con los 7 millones de euros que faltan? Más a mi favor, perdido al río. Estoy yo ahora para bañarme; simplemente le llamo para ver qué hacemos con la mohosa. ¿Y si la encogiéramos? ¿Qué quiere decir? Pues que se le quita el agua. ¿Y así la va a encoger? Además se le quitan los estanques oxidados y se desplaza el resto de la estructura.
Está bien, don Oscar, váyale quitando cosas y a ser posible quítela toda entera, pero le voy a colgar, que aquí no hay dinero ni para la conferencia. Hasta otra.

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Nota del loquero, perdón, del bloguero: He respetado el artículo como lo ha enviado el autor: sin separar en renglones el diálogo.

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