martes, 3 de marzo de 2009

EL LOCO DE LA SALINA


MAÑANA ES NUESTRO SANTO


Mañana, 28 de febrero, el mes de los locos, es nuestro santo. Y el mío por partida doble, por loco y por andaluz. Día de Andalucía por más señas.
Como comprenderá, aquí en el manicomio hay locos de todas las clases y de todos los lados. Por lo menos es un consuelo saber que en todos sitios cuecen habas y que la locura no distingue entre sus destinatarios, sino que al que le toca le tocó. Cada grupo de locos que pasea por el patio destaca en algo. Todo el mundo ha clasificado ya hace tiempo las diversas formas de ser de cada grupo y es muy complicado salir de un casillero y colocarse en otro distinto al que tiene asignado desde que los panaderos hacían pan. El grupo de locos catalanes es célebre por su desmedido afán de ahorro y gastan menos que un calvo en peines. Los vascos son muy suyos y no se hable más. Los gallegos van y vienen, pero no se sabe ni de dónde vienen ni a dónde van. Los maños son muy buena gente. Los andaluces están todo el día tocando la guitarra menos el rato que dedican a la gran siesta diaria, aunque también serían capaces de tocar dormidos. La fama se hereda y es muy complicado quitársela de encima

Sin embargo dentro de mi poco entender, creo que no se puede generalizar así con tanta alegría. Por eso, cuando alguien generaliza, como le pasó a la diputada catalana Monserrat cuando se metió con la ministra Magdalena Álvarez, se expone, para que tome nota, a recibir contra su voluntad y masivamente las obras completas de los mejores literatos andaluces. Hasta tal punto ha recibido las antologías completas, que ya no tiene sitio en su biblioteca para colocar las obras de Antonio Machado, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Elio Antonio de Nebrija, José Cadalso, Juan Valera, Fray Luis de Granada, Juan de Mena, Luis de Góngora, Gustavo Adolfo Bécquer, Rafael Alberti y un largo etcétera. Y lo que quisiera ella es que le enviaran un Picasso, un Velázquez o un Murillo, cosa más que improbable para los tiempos que corren. Y no sigo poniendo nombres de andaluces famosos porque no pararía en todo el artículo.

En todo caso, hay que reconocer que los andaluces somos muy variopintos. Los hay flojos, listos, ágiles, torpes, granujas (estos abundan desgraciadamente), nobles, graciosos, malages… Como todo el mundo, estamos convencidos de que lo nuestro es lo mejor y que los demás giran a nuestro alrededor sin comprendernos ni una mijita. La cosa es que ahora en plena crisis nos venimos a dar cuenta de que somos los últimos en casi todo, menos en población y en paro, y encima seguimos teniendo una gran fe en aquello de que los últimos serán los primeros.

Por todo ello y siendo mañana el Día de los andaluces, habrá que convenir en que lo que se celebra es el Día de los que han nacido en Andalucía. Pero tampoco, porque muchas veces gente que no ha nacido aquí se siente andaluz hasta los huesos con ese. Preguntadle a Joaquín, el maño. Entonces, ¿qué es lo que celebramos? Pues eso, que somos andaluces y que esta tierra es una preciosidad para el que pueda disfrutarla. Tenemos un buen orgullo de ser andaluces, de nuestra forma de hablar, de nuestras cosas. Y como organicen un concurso de chistes en el manicomio, está claro que lo ganamos de calle.

Mañana me van a felicitar muchos locos quizás precisamente porque están volados. Espero al menos que nadie en este bendito manicomio me dé la palmadita en la espalda y me diga que hay desgracias mayores. No se lo permitiré ni a los locos ni a los cuerdos.

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