domingo, 8 de marzo de 2009

EL LOCO DE LA SALINA. Cinco marzo cero nueve

¿SON BLANDAS LAS MUJERES?

El domingo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Han puesto carteles por todas las paredes del manicomio dando la noticia y ya me han puesto en un aprieto, porque ahora me veo obligado a regalarle algo a la loca de enfrente con el pedazo de crisis que tenemos encima. Por eso me he encerrado en mi habitación y le he dicho a mi compañero de celda que no estoy ni para mí ni para nadie. Solamente estoy para buscarle a ella un regalo bueno, bonito y barato, que no está la cosa para muchas alegrías. Los regalos no tienen por qué ser algo que se toca, ni que se compra, ni nada por el estilo. Muchas veces una pequeña flor hace el papelón y quedamos divinos. Dándole vueltas al asunto, de pronto se ha encendido una suave luz en el túnel de mi cerebro y he decidido regalarle unos cuantos pensamientos, que además de ser profundos son buenos, porque no hacen daño, son bonitos y además son gratis. He cogido el diccionario y entre una cosa y otra le voy a revelar un secreto. Por lo visto la palabra “mujer”, al igual que otros cientos de palabras, viene del latín “mulier”. Hasta ahí lo de siempre, que el castellano procede del latín y así lo dice el diccionario. Sin embargo me he metido más a fondo y he podido comprobar que “mulier” a su vez procede de “mollis aer”, que significa “materia muelle”, o sea, blanda.

Me he quedado de una pieza, porque no me concuerda el significado inicial encontrado con lo que la mujer es y representa en el mundo actual. Parece que antiguamente la mujer era blanda y de hecho todavía algunos, en su afán por marcar las distancias, la conocen por el sexo débil. Craso error. Hay que reconocer que en Cádiz, en Andalucía, y en el orbe terráqueo siguen en sus trece los machistas puros y duros que ni se enteran ni se quieren enterar de que todo eso va cambiando a marchas forzadas.

Por tanto, aparte de regalarle la procedencia del vocablo “mujer”, me ha parecido también oportuno decirle cuatro piropillos. De blanda, nada, mujer. La mujer es algo parecido a los cimientos de una casa. Y no hay cosa más dura que el hormigón que sirve de base a todo lo que lleva encima. Ella, más dura que las tabletas de piñonate, mantiene su dulzura y al mismo tiempo no para de trabajar en casa, aunque trabaje también fuera sin tener un reconocimiento por eso. Tampoco gana un mínimo sueldo por tanta responsabilidad, aunque todo el mundo estaría de acuerdo en que no hay derecho. Siempre está pendiente de que no falte nada en casa y se desvela por llevar adelante el hogar. ¿Qué más se puede pedir? De blanda, nada. Ha sudado a lo largo de la Historia para buscarse un rincón en el aprecio de los hombres. Le ha costado un riñón ejercer el derecho al voto. En algunas civilizaciones actuales todavía no se han enterado del tema y andan con el látigo levantado y con un trato vejatorio hacia ella. Incluso a la hora de parir, tiene que aguantar que aquí la cigüeña, sin comerlo ni beberlo, es la que coge el vuelo y se lleva los honores y los aplausos. La mujer es la que carga nueve meses con la barriga a reventar y da la cara en el paritorio sin esconderse. Si los hombres pariéramos, otro gallo cantaría y desde luego habría que escucharnos detenidamente. Y por si faltaba algo, nunca se prejubila, ni se jubila, como decía la chirigota de Los Prejubilados hace un par de años.

Por todo ello, felicidades y decirte, mujer, que la lucha no ha terminado y que te quedan muchos pasos por dar en un mundo que no te ha valorado todavía suficientemente. No sé decir más cosas, pero estas líneas son mi regalo para ti.

No hay comentarios:

Sortear la vejez y vivir la ancianidad

José Antonio Hernández Guerrero El comienzo de un nuevo año es –puede ser- otra nueva oportunidad para que re-novemos nuestr...