viernes, 9 de julio de 2010

Escribir a mano

José Antonio Hernández Guerrero

Por supuesto que reconozco que, en la actualidad, el uso de los instrumentos electrónicos nos facilita la lectura y la escritura. Gracias al ordenador, por ejemplo, podemos leer, escribir, corregir, archivar y enviar textos escritos a interlocutores que, alejados a miles de kilómetros, podrán leerlos de manera casi inmediata. El Internet y el correo electrónico nos resultan unas herramientas fáciles, económicas y rápidas para comunicarnos con esos amigos que, quizás, viven en otro continente. Opino, sin embargo, que no deberíamos abandonar totalmente la escritura a mano ya que, a mi juicio, nos proporciona unas notables ventajas que no deberíamos menospreciar. No estaría mal que, de vez en cuando, volviéramos a hacer aquellos ejercicios de caligrafía de nuestra niñez.
Mediante la caligrafía –ese arte tan expresivo- reflejamos nuestra sensibilidad artística y nuestra realidad psicológica, dejamos constancia de nuestro estado emocional y, a veces, traslucimos nuestra salud fisiológica. La escritura es como una radiografía del funcionamiento psico-físico de las personas. Pero es que, además, este ejercicio, rítmico y pausado, con el que trazamos unas líneas que encierran sensaciones, pensamientos y emociones, puede ser, en cierta medida, un remedio terapéutico porque, si lo empleamos de una manera asidua, nos puede servir para serenar nuestro espíritu e, incluso, para modificar conscientemente algunas de los trastornos de nuestro comportamiento.
Formulo estas elementales reflexiones para explicar las gratas sensaciones que he experimentado este fin de semana y para expresar mi honda gratitud a quien me ha regalado un prodigioso bolígrafo que me ha devuelto a mi época de estudiante en el Colegio de la Viña cuando disfrutaba haciendo dibujos y grecas que ilustraban los ejercicios de redacción. Como decía, este bolígrafo Bluetooth me permite escribir y dibujar sobre un papel que reproduce los trazos en el ordenador. El funcionamiento es fácil aunque es cierto que requiere que seamos pacientes a la hora de hacer los primeros ensayos. El bolígrafo dispone de una pequeña cámara en la parte inferior, junto a la punta, que lee las marcas que vamos haciendo y crea una copia digital perfecta. El resultado es el mismo que si se pasáramos la nota por un escáner, pero posee la ventaja de que, además, nos resulta posible enviar la carta por correo electrónico con sólo realizar una marca en un cuadrado situado en la parte inferior de la página. Éste es uno de los inventos que hacen que luzcan más nuestras tradicionales destrezas.

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