lunes, 5 de julio de 2010

EL PRESENTE Y NUESTRO FUTURO

Vivimos tiempos cargados de noticias desagradables. Parece que se dejan en la cuneta los valores humanos, como si eso no mereciera la pena. Independientemente de las noticias sensacionalistas que se lanzan para distraer la atención y que la gente no piense en los verdaderos problemas, puede ser oportuno girar una reflexión sobre el presente y nuestro futuro. Hay que frenar las prisas y poder pensar y decidir libremente; merece la pena. Después de algo más de treinta y dos años de la proclamación de la Constitución Española, debemos preguntarnos sobre cuál es el grado de cumplimiento y las acciones desarrolladas para aproximarnos al objetivo marcado en el Preámbulo de nuestra Constitución que dice: “ Establecer una sociedad democrática avanzada”.
Después de que el pueblo español, en uso de su soberanía, se haya constituido en un Estado Social y Democrático de Derecho; después de que en España haya habido Gobiernos de diferentes ideologías y con diferentes apoyos parlamentarios, es necesario valorar ahora si hemos avanzado para conseguir una sociedad dotada de un orden económico y social justo, donde el progreso de la cultura y de la economía esté asegurando a todos una digna calidad de vida. También hay que analizar si vivimos en una sociedad en la que los poderes públicos, como prescribe el artículo noveno de la Constitución Española, están promoviendo las condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivas para todos.
En estos momentos, cuando hay tanto abuso de poder y ausencia de consenso, una respuesta global a una pregunta tan amplia simplificaría una realidad muy compleja. Sin embargo, se puede afirmar que se ha producido un notable desarrollo legal del Estado de Derecho, pero apenas se ha avanzado hacia un Estado Social. Y lo que es más grave, cuando han existido mayorías absolutas se han producido serios daños en muchos aspectos de nuestra convivencia democrática.
Cuando un padre de familia tiene que gobernar a base de órdenes autoritarias decimos que no es buen padre. Así también, cuando un político gobierna a base de Decretos, sin saber lo que es consenso, hemos de concluir diciendo que no ha entendido la democracia. Hay quiénes confunden democracia con votación, como si al ser elegido tuviera un cheque en blanco para actuar como quiera. Además, los partidos políticos que para llegar al poder sólo utilizan el desgaste del otro, sin presentar alternativas, no han entendido la democracia. Mal funcionará la democracia cuando un partido llegue al poder, porque el que gobernaba perdió las elecciones y no porque se valore el programa del partido que llega al poder
No hace falta insistir en la regresión social que la política económica del Gobierno está introduciendo en la sociedad española; en la degradación de la libertad para acaparar cada día más parcelas de poder, no dejando que las iniciativas de ciudadanos y colectivos puedan ver que sus opiniones y sugerencias sean escuchadas. No hará falta tampoco insistir en el deterioro del funcionamiento de muchos de los servicios públicos.
A pesar de las dificultades del momento presente, caracterizado por generar decretos y leyes para facilitarse la labor de control y mantenerse en el poder, hay que procurar que se valoren los esfuerzos ciudadanos y colectivos realizados en beneficio del bien común vertebrando la acción participativa. El proyecto de futuro y esperanza que se puede ofrecer desde una sociedad democrática y avanzada responde a un análisis riguroso de los graves problemas de la convivencia nacional e internacional; a la elaboración de soluciones imaginativas, posibles y eficaces, y a una decidida voluntad política participativa.

Juan de Dios Regordán Domínguez

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