viernes, 6 de febrero de 2009

EL LOCO DE LA SALINA

¿QUIÉN DISFRUTA AQUÍ?

Algunos ya se están llevando las manos a la cabeza asustados, porque los autobuses de esta bendita tierra van a llevar pintada en sus laterales la frase “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida” Tampoco es para ponerse así.

Se nota que los autores de esta frase no pisan la calle por muy ateos que sean. Quizás crean que el personal está preocupado por el tema de la existencia de Dios y que los currantes se pasan el día con la cara arrugada pensando en la posible existencia de ese ser que los creyentes pintan todopoderoso, con las barbas blancas y metido todo el santo día en la iglesia (católica por supuesto). Nada más lejos de la realidad. ¿Quieren saber los ateos lo que trae a los paisanos de cabeza y sin coger el sueño? A la gente lo único que le importa ahora mismo es la crisis que aprieta agobiante y el terrible paro que se les viene encima. Por eso difícilmente pueden muchos disfrutar adecuadamente de la vida, crean o no crean, lean el cartelito o no lo lean. La fe moverá montañas, pero desde luego no te da de comer por mucho que te comas el coco. En el manicomio somos más prácticos. Aquí pensamos, si a eso se le puede llamar pensar, que el ser humano es muy cucaracha como para describir, pintar, imaginar siquiera eso que con tanta alegría algunos llaman Dios y después se quedan tan tranquilos dándose un montón de golpes de pecho. ¿Quiénes somos nosotros para decir quién es Dios, si existe o deja de existir, cómo es Él y a qué dedica el tiempo libre? Hace ya algún tiempo Santo Tomás se estrujó la cabeza para demostrar con la fuerza de la razón que Dios existe. Puso encima de la mesa una serie de argumentos y al final tuvo que dolerle la mollera, porque aquello era un querer y no poder. En todo caso, si alguien no se lo creía, intervenían las autoridades eclesiásticas y ya iba apañado para los restos. Seguramente Santo Tomás no tendría otra cosa mejor que hacer o estaba más aburrido que cualquier aficionado del Real Madrid.

Exista Dios o no exista, las cosas son como son y, si fueran de otra manera, me imagino que los locos, hechos también a semejanza suya, según nos cuentan, no estaríamos prisioneros entre estas cuatro paredes, sino libres como dicen los creyentes que Dios lo es. En fin, tiene que haber gente para todo.

Después vendrán otros que pintarán en los autobuses que Dios existe y que Cristo es la salvación. Pero, bueno, ¿aquí es que nos hemos vuelto locos? Y no lo digo por mí, que ya lo estoy, sino por el peatón que va a estar todo el día leyendo historias para no dormir. Todo esto está generando tanto gasto en puntura, en cartelitos, en contratos con las empresas de autobuses, que más nos valiera emplearlo en terminar por ejemplo las eternas obras del Ayuntamiento. Pero el tema está en la calle y la gente va a terminar hartita de tantas películas sin sentido. El periquito de la calle entiende que lo que no se papee él no se lo va a arreglar nadie, incluidos ateos y creyentes.

De modo que los ateos no deberían preocuparse de poner anuncios por todas partes, sino que deberían disfrutar la vida. Así no disfrutan, porque tienen que estar pendientes de todos los detalles que los anuncios llevan consigo. Por otra parte, los creyentes tampoco disfrutan de la vida, porque entre los cartelitos de los ateos y entre que van a ir al infierno y que esto es un valle de lágrimas, pues ya verá usted lo que les espera.

Y yo, viendo tanta discusión, tampoco disfruto. ¿Para esto vine al mundo?

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