
Érase una vez un pueblo con sus calles, plazas, monumentos…y lo principal, sus buenas gentes que se agrupaban en comunidades y barrios.
El contacto entre los ciudadanos era poco frecuente, sólo, en ocasiones, algunos se veían en las reuniones donde se trataban asuntos que les interesaban. El porcentaje de asistencia a las asambleas era escaso y los acuerdos se tomaban por la mayoría de los concurrentes que representaban a la minoría de los comuneros.
La comunidad real se congregaba en el supermercado, la carnecería, frutería... allí si que se hablaba de los temas de actualidad del vecindario; la cita era diaria sin estar sujeta a un horario fijo u orden del día.
En la villa, periódicamente, cuando marcaba la ley, se emplazaba a los electores a participar en los comicios para elegir democráticamente a sus gobernantes. El número de votantes dejaba mucho que desear a pesar de ser obligación y derecho de todos los mayores de edad.
Existían muchos conglomerados políticos, algunos con nombres tan variopintos, como el NPI : Nuevo Partido Independiente, el TPN : Todo Para Nosotros, el BURRO : Burócratas Unidos Revolucionarios Obreros y así hasta un sin fin de organizaciones más o menos representativas de la población, de tal forma que entre sus emblemas y siglas, a veces, era difícil saber quienes estaban detrás de todas ellas, sobretodo porque de unos grandes grupos iniciales muy”comprometidos” con la ciudadanía, se había pasado a otros más pequeños que, como esporas, nacían de los anteriores, y poco tiempo después se coaligaban o fusionaban creando un mar de confusión entre el electorado. En algunas formaciones había una amalgama de individuos que habían militado en otras tendencias con idearios totalmente opuestos, desconcertando a propios y extraños por este proceder. Los partidos seguían las leyes de la naturaleza, nacer, crecer, reproducirse, dividirse, desaparecer y comenzar de nuevo el ciclo, fundamentalmente con las mismas personas.
Antes de las votaciones, los afiliados a las distintas ideologías pegaban carteles en paredes, fachadas y vallas publicitarias alquiladas para tal uso, los dirigentes hacían proclamas en prensa, radio, televisión local y especialmente en los mítines que daban en la plaza de toros o locales , en los que proponían todo lo bueno que iban a hacer si gobernaban: cambiarían la ciudad de arriba a bajo, construirían nuevos parques, remodelarían las plazas públicas y calles, frenarían la subida de impuestos, crearían puestos de trabajo para todos, elevarían las subvenciones a las asociaciones, multiplicarían los centros para la tercera edad…. en fin, sería prolijo enumerar los mil y un temas prometidos electoralmente que luego, cuando ganaban los comicios y ejercían el poder, escasamente realizaban y nunca los ejecutaban en su totalidad ya que, según decían, había que dejar asuntos pendientes para las siguientes legislaturas.
En una de aquellas convocatorias llamó poderosamente la atención que en una nueva alineación, poco conocida, el P.U.P.A: Partido Unido Pueblo Arreglado, presentase un proyecto muy corto y bastante sugestivo, consistente en sólo dos puntos. El primero, la creación del “guardia de la motito”, funcionario que tendría por misión dar vueltas por la villa, anotando en una libreta todos los desperfectos que pudiera observar, que si una loseta rota, agujeros en las aceras o baches en la carretera, un árbol destrozado, los jardines sucios, las obras que no acababan nunca, los necesitados pidiendo en la vía pública… y así las distintas carencias que constatase en el municipio. Ese cuaderno se lo entregaría directamente al Alcalde quien se encargaría de distribuir las tareas a realizar entre las distintas concejalías del consistorio según las funciones encomendadas a cada una de ellas. En un tiempo prudencial el “guardia de la motito”, a la par de seguir con su labor diaria, visitaría lo reseñado días atrás y daría cuenta al Primer Edil de la situación que advirtiese: bien o mal arreglados los daños, solucionado o no el problema social y ahí terminaba su ardua misión.
El segundo punto programático era la construcción de una estación de autobuses interurbanos, porque la ciudad daba una mala imagen y producía incomodidad tanto a los turistas y como a los vecinos al tener como parada inicial y cochera para esos vehículos las distintas avenidas de la población. Todo el mundo se hallaba molesto y desconcertado por tanta diversidad de estacionamientos, y no saber nunca, a ciencia cierta, el lugar donde debía tomar el autobús, además del peligro que conllevaba el tránsito de pasajeros, maletas y bolsos en medio de la vía pública. Era la comidilla que alentaba muchas de las tertulias donde se preguntaban cuando estaría solucionado ese asunto tan crucial para la convivencia y si el nuevo partido sería capaz de cumplir con lo prometido.
Llegó el día, se celebró el esperado sufragio municipal y sorprendentemente, los ciudadanos votaron mayoritariamente al P.U.P.A. pensando en la utilidad de sus planes y el convencimiento de su consecución. La experiencia fue enormemente positiva pues quedaron remediados para siempre dos problemas que había arrastrado el municipio desde tiempos inmemoriales. Esta forma de actuar marcó la pauta para sucesivas consultas, ya que los políticos optaron por programas realistas menos extensos que los del pasado, pero que se llevaban a la práctica en su totalidad.
Algeciras, 5 de Mayo 2011
Andrés Baquero Molina
baqueromolina@yahoo.esSignificado de las siglas políticas:
N.P.I = Nuevo Partido Independiente= Ni Puta Idea
T.P.N = Todo Para Nosotros = Tu P.. Madre (dislexia N x M)
B.U.R.R.O = Lo mismo, no hace falta explicación.
P.U.P.A. = Que la gente vote, gane las elecciones y confíe
en " El Pupa" = el más desgraciado !!Tiene su
guasa¡¡
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