sábado, 6 de marzo de 2010

El Padre Urtasun.

EL TODAVÍA SACRISTAN DE SANTA ANA

Mi querido Párroco:
Mire, padre; voy a ser sincero con vd. Con la edad que vd. tiene, cualquier día se le cruzan los cables a Don Antonino y lo manda a decir misas y confesar a las monjitas del Hogar del Pensionista. Y por ende, mucho me temo que me voy a ver recogiendo los balones que se escapan por el fondo sur del estadio Carranza.
Además, padre, con lo que me está pagando no tengo ni para pipas. Vamos, ni para una miserable entrada de gallinero en el Falla.
Si le digo lo del Falla es porque, después, me aprendo las letras de las chirigotas, se las canto a Luiyi, y así de paso le doy envidia y le jodo un poco la marrana.
A lo que íbamos: Es que vd. es muy cutre, “mu agarrao”. Sí, ya sé, que si el “Obispao”…, que si la Conferencia Episcopal…, que si los puñeteros negritos de las misiones…
Antes tenía otros recursos. Pero hoy, con la crisis de la economía sostenible, los feligreses ya no se rascan el bolsillo y no puedo distraer algunas monedillas para mis vicios, ni del cepillo, ni de las exiguas y ridículas colectas de los domingos.
¿Y el vino? No me diga vd. que hay derecho a lo que está haciendo con el vino de consagrar. Hasta hace muy poco se podía sobrellevar, y cuando vd. no me veía, echaba un traguito a morros en la sacristía.
Pero es que está vd. cada vez más cicatero y roñoso. Lo está comprando de garrafón en “el piojito”. Eso no hay quien se lo beba! Claro, como vd. le echa agua…
Así que no lo pienso más. ¿Sabe lo que le digo? Que me marcho. Sí!, Prepáreme la cuenta que me voy para Navarra. Me voy con el párroco de Mendavia: El padre Urtasun.
¿Qué quién es ese insurrecto? Pues mire vd., ese individuo es un curita navarrico que, entre otras cosas, de “ingenuo” no tiene nada y al que hay que tener un par de “güevos” pa tocarle las pelotas.
Y si no, mire, mire, lea esto:

Domingo Urtasun Martínez, nacido en Arboniés hace 59 años, estudió con los Agustinos y en 1972 fue ordenado presbítero. Entre 1974 y 1997 trabajó en Nicaragua donde se enfrentó a Somoza.
Hoy es el párroco de Mendavia.
Hace unos días, al recoger el correo, encuentra sorprendido una carta de ETA exigiéndole más cooperación por la lucha de Euskal Herria.
Esta fue su contestación (Publicada en el Diario de Navarra el 23/05/2007).

A quien concierna
He recibido una carta sin remite y sin firma, a la que contesto públicamente, con la esperanza de que sea leída por los interesados.
Mi primera impresión fue de sorpresa. Pero después de releerla detenidamente no dudé en pensar que lo que tenía en mis manos era un panfleto del más rancio corte estalinista. Esto se desprende ya desde el primer párrafo que dice literalmente: «Nos dirigimos a Vd. porque venimos constatando su inhibición y escaso interés en la defensa de la Iglesia Vasca». ¿Desde cuándo existe la «iglesia vasca»? ¿Quién es el fundador de tal iglesia? ¿Quiénes son sus autoridades? ¿En qué lugar de Euskal Herría residen?... No alarguemos inútilmente este interrogatorio.
Yo he sido bautizado en la Iglesia Católica, que tiene su origen y fundamento en Jesucristo. Mi Obispo y el Papa son mis autoridades. Y todos mis esfuerzos están orientados en esa dirección. Por otra parte, ¿quiénes son Uds. para pretender «obligarme a trabajar más activamente por una Euskal Herría libre, soberana e independiente», como afirman en su carta? Desde mi infancia aprendí que mi patria es España. En ella he crecido, en ella vivo y en ella espero morir, si Dios quiere. No estoy, en absoluto, por la labor de establecer nuevas fronteras, sino más bien por derribar muros y mugas que nos separen.
Tienen la desfachatez de señalarme algunas tareas, como por ejemplo: «poner nombres vascos a los que se bautizan». Señores míos, ¿de verdad que hablan en serio? ¿Estarían dispuestos a aceptar que el cura pusiera los nombres a sus hijos? No me lo puedo creer. Para darle consistencia a tan absurda proposición citan «el comportamiento ejemplar de muchos curas patriotas». Yo pensaba que este lenguaje obsoleto y arcaico, y este afán por promover «iglesias patriotas», sólo se daba en la extinta Unión Soviética y en los países de su órbita comunista, sin excluir la China de Mao Tse-Tung. Esto me suena a manual de Marxismo-Leninismo para principiantes.
Finalmente, su atrevimiento llega hasta «pedirme, también, el voto para H.B. ¡Qué más da cómo nos llamen los fascistas…!» Pues va a ser que no. Sería lo último que se me pudiera ocurrir. ¿Cómo voy a votar por quienes no son capaces de condenar la violencia que asesina indiscriminadamente, y no sienten ningún escrúpulo al profanar los humildes monumentos que el pueblo erige en recuerdo de las víctimas del terrorismo, como acaba de suceder en Berriozar con el monumento a Francisco Casanova, a quien me correspondió enterrar? Es como volver a asesinarlo de nuevo. De verdad que no me resulta ilusionante colaborar con sujetos de semejante catadura moral.

Manolo Argumedo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Urtasun es el segundo apellido de mi padre, navarro de Alsasua y socialista. Yo soy agnóstico y de izquierdas pero aun así no puedo dejar de identificarme con lo que ha escrito este cura. Felicitaciones, padre. Juan, el argentino.

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