sábado, 13 de febrero de 2010

La bienaventuranza clave es la de los pobres

LOS POBRES DE JESUCRISTO

Del Programa de Jesús, de las Bienaventuranzas, la clave y el centro de ellas es la de los pobres, ya que las otras se entienden en relación a ella. Son los pobres los que tienen hambre, los que lloran o son perseguidos. Lucas recuerda la promesa del AT de un Dios que vendría a actuar a favor de los oprimidos (Is 49,9.13), los que tienen a Dios como único defensor (Is 58,6-7) que claman a Dios (Sal 72; 107,41; 113,7-8).Todas estas promesas van a ser cumplidas en Jesús, quien ha definido desde el principio su programa en favor de los pobres y oprimidos (Lc 4,16-21. Cf. Is 61,1-3).
La última bienaventuranza (vv. 22-23) tiene como destinatarios a los cristianos que son perseguidos y excluidos a causa de su fe. Su felicidad no consiste en padecer sino en la conciencia de estar llamados a poseer una “recompensa grande en el cielo” Pero, ¿Dios, entonces, nos quiere pobres?, y ¿qué tipo de pobres? Los pobres no son bienaventurados por ser pobres, sino porque, asumiendo tal condición o por solidaridad, buscan dejar de ser pobres.
La pobreza cristiana va ligada a la promesa del reino de Dios.. Este reinado se convierte en la mayor riqueza, porque es tener a Dios de nuestro lado, es tener la certeza de que Dios está aquí, en esta tierra de injusticias y desigualdades, encarnado en el rostro de cada pobre, invitándonos a asumir su causa. Y disfrutaremos el Reino cuando no haya empobrecidos carentes de sus necesidades básicas, sino “pobres en el Señor”, los que libremente renuncian a considerar el dinero como valor supremo -un ídolo- y optan por construir una sociedad justa, eliminando la causa de la injusticia, la riqueza.
El reino de Dios es la sociedad alternativa que Jesús se propone llevar a término. La proclama del reino la efectúa Jesús desde su condición humana y en el mismo plano en que se halla la sociedad construida a partir de los falsos valores de la riqueza y el poder. Ello le acarreó la muerte. En Lucas las dos primeras bienaventuranzas van directamente contra los ricos y satisfechos por su indiferencia ante la situación de los pobres. La contraposición entre pobres y ricos está claramente planteada en el Magníficat: “A los hambrientos ha colmado de bienes y ha despedido a los ricos con las manos vacías”

Juan De Dios Regordán Domínguez
D.N.I 31.158.044J

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