miércoles, 17 de noviembre de 2010

DESCONFIANZA

Vivimos una época de gran escepticismo, ya no nos creemos las cosas porque si, hemos dejado de ser el niño que aceptaba a pie juntilla todo lo que le decían sus padres y sus maestros sobre todos los ámbitos de la vida. Las verdades transmitidas en esa época infantil no se ponían en duda, era tan fundamental seguir esas enseñanzas que se escapaba a nuestra inteligencia poner reparos a la doctrina que se nos presentaba.

Pero crecimos, fuimos adultos y nuestra actitud crítica comenzó a funcionar poco a poco, se fue desarrollando, progresivamente nos íbamos planteando si lo que escuchábamos, veíamos o leíamos tenía aspecto de verdad, era coherente o si por el contrario era un cuento, una opinión si más, quizás incluso interesada, algo que realmente no tenía un fundamento racional o era incierto.

Ahora, en estos momentos, constantemente vamos cribando lo que llega a nuestras manos, intentando diferenciar el grano de la paja, lo verdadero de lo falso, lo fundamental de lo accesorio. Cuando escuchamos lo que dice el cura o a la jerarquía nos planteamos la cuestión de si su discurso sigue realmente el Evangelio o simplemente son interpretaciones y opiniones subjetivas, ya no admitimos como dogma cualquier afirmación aunque venga del mas alto poder religioso.

Las afirmaciones de políticos y de la prensa hay que ponerlas en cuarentena porque a poco que escarbes, descubres que se desdicen o entran en contradicción con lo manifestado poco tiempo atrás. Mención especial merecen las campañas electorales donde te puedes encontrar con cuentos como que caperucita era de izquierda porque llevaba un gorro rojo o la estadística publicada en un periódico manifestando que tal o cual partido obtendrá un número importante de escaños para encauzar el voto en una dirección determinada.

En estos tiempos en los que la crisis ya se ha instalado en nuestra sociedad casi estructuralmente, escribo el “casi” para no cerrar una pequeña puerta a la esperanza, nos encontramos día si y día no con tertulias en la que cada uno de los participantes tiene la varita mágica para resolver este problema.

Los que rigen los destinos de la nación y la oposición también tienen sus fórmulas para solucionar el peliagudo asunto del paro, las pensiones, la reactivación del consumo y terminar, en definitiva, con esta situación tan grave, pero los ciudadanos no ven la luz de la salida de este oscuro túnel, al contrario que los políticos que con cualquier medida ya están visionando “los brotes verdes.”

Con este panorama que tenemos a todos los niveles en la sociedad, un escalofrío recorre el cuerpo de los españoles cuando lee los periódicos y revistas, escucha a sus dirigentes políticos o religiosos, a los intervinientes en la radio y la televisión porque ellos han alentado con sus medias verdades, sus mentiras, sus opiniones arregladas, sus programas y promesas no cumplidas y sus actuaciones LA DESCONFIANZA.
Algeciras,15.11.10
Andrés Baquero

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