sábado, 22 de mayo de 2010

Rocío


Lo mejor de los ordenadores –sean fijos o portátiles- es que guardan, archivan y ordenan las cosas escritas hace seis o siete años. Como creo que no ha perdido actualidad, le agradecería la publicación de algo que escribí en 2003 y sobre lo que sigo pensando lo mismo en este Pentecostés de 2010.


Blanca Paloma y otras

Los símbolos, los signos, las imágenes, los iconos, han existido siempre. En todas las culturas y civilizaciones, en todas las religiones, en todos los tiempos. Casi siempre han sido flores y frutos, animales y plantas, pájaros y aves. Incluso en esta época que alardea de agnóstica, escéptica y secularizada, aparecen por doquier dibujitos de pajaritos, flores, cetáceos o mamíferos que tratan de identificar o representar –logotipos dicen- a empresas o grupos sociales y políticos: el oso, el toro, el león, la gaviota, el capullo de rosa...
En el libro del Génesis se lee que “por la tarde regresó a él, a Noé, la paloma con una hoja verde de olivo en su pico”. Y más adelante: “Dijo Dios: pongo mi arco en las nubes para señal de la alianza entre mí y la tierra”... Con el tiempo estos símbolos, estos signos, han devenido paloma picassiana, arco iris ¿guerrero?, rainbow warrior, con los que, en sus recientes manifestaciones, pancarteras y violentas, se han identificado tantos progres, pacifistas, verdes, “intelectuales y artistas”, clérigos izquierdosos del “no a la guerra”...
También el evangelio de Marcos nos dice que “llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán”. Y que “apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como baja una paloma”...
Sin embargo los Hechos de los Apóstoles: “Al llegar el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar... Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Y se llenaron todos de Espíritu Santo”.
Quiero decir con todo esto que los auténticos devotos y creyentes –no dudo que muchos lo son- que “hacen el camino” y peregrinan, cada Pentecostés, al Rocío con la Virgen, saben que la Blanca Paloma no es tanto Ella como un símbolo –igual que esas “lenguas como llamaradas”- de ese Espíritu de Dios que baja, aletea y se posa, también ahora, sobre la Iglesia Universal, Católica y todos los creyentes en Jesucristo.
Pero también quiero decir –a los hechos me remito- que a muchos otros más, no me atrevo a dar porcentajes, politiquillos, alcaldesos, tonadilleras, famosetes, desorejadas, salidos de armario, cotillas de la telebasura, periodistillas de tres al cuarto, mariconcetes y putejas, torerillos y folklóricas, les interesa bastante más el “polvo del camino”, el exhibicionismo y el chupeteo de cámara...
Quiero decir, y digo, que alrededor de la Blanca Paloma, símbolo del Espíritu, imagen de la Madre de Dios, María Santísima, Virgen del Rocío, Reina de las Marismas, pululan, revolotean palomos ladrones, buchones, mucha paloma brava y pechugona, palomas torcaces, colipavas, collarejas, moñudas, de moño, del coro al caño, del caño al coro, de la carreta al palomar...
Servidor no es rociero.
Pero los verdaderos, debieran salir de caza por las marismas, por las arenas del coto y eliminar algunas colleras de collarejas.
¡Y a la cazuela!

-INGENUO- LUISUAREZ
Luis J Suárez Alvarez
DNI 31062170. Cádiz
-Cura ecónomo-

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